La vida simple

Ahora rescato cada día un mayor número de cosas simples que me hacen infinitamente feliz y que me obligan a pensar en aprovechar el tiempo y rodearme de amor en lugar de promover el odio.

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El tiempo pasa y va que vuela; en nuestras ocupaciones en el trabajo, en la escuela, con nuestras familias cada día tenemos que pisar el acelerador para llegar lo más rápido posible, cumplir nuestras metas, ganar más dinero, tener más títulos y ascensos, conocer más lugares y personas y en la actualidad dedicarle tiempo al Facebook o nuestro chat, usar Instagram y todo lo tecnológico que tenemos al alcance. Pero, ¿en dónde quedan nuestras vidas? ¿Dónde quedan lo simple de la vida y nuestra capacidad de entender lo afortunados que somos al disfrutar con máximo placer aquellas cosas tan simples a las que tenemos acceso? 

Hoy escribo al respecto porque mi vida es lo más parecido a la primera parte de este escrito, pero que, en los últimos meses, a pesar de mi loca agenda, he rescatado “las simplezas” de la vida, que iré describiendo a continuación en un orden de memoria  y no cronológico. Si estás en casa, cómo pasar por alto tener sueño y simplemente meterte a la cama o colgar tu hamaca y dormir; si tienes frío, cubrirte con una colcha; si tienes calor, prender el ventilador o el aire acondicionado; si tienes sed, abrir el refrigerdador y tomarte un vaso de agua o dos para saciar la sed; si te quieres refrescar, entrar a la regadera, abrir la llave y sentir el agua tan abundante de la llave que moja tu cabello y todo tu cuerpo, quedarte un tiempo a disfrutar ese momento tan íntimo; si tienes hambre, encender la estufa y hacerte unos huevitos, sentir la textura y mirar el color tan blanco de la cáscara, al mismo, tiempo  sentir el olor del café recién hecho. ¿Qué me dices de poder entrar al baño y orinar olímpicamente al llegar y sentir que no hay lugar mejor que casa, tomar el papel y asearte? ¿Salir a la calle y caminar aun con el sol radiante y que cala la piel, mirar el hermoso cielo azul que tenemos y buscarle formas a las nubes, querer tocar a los seres amados y hacerles una caricia o jugar su cabello, darles un beso y abrazarlos? 

Ahora rescato cada día un mayor número de cosas simples que me hacen infinitamente feliz y que me obligan a pensar en aprovechar el tiempo y rodearme de amor en lugar de promover el odio. Te invito a que conozcas lo que te hace feliz y a promover el amor sin condición. ¡La vida es simple con heroísmos extraordinarios!

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