Un aviso ciudadano a tiempo
A ti, embozado anarco, te lo decimos muy claro: No descargues tu ira en contra de nosotros... estaremos prestos a la defensa y tomaremos la iniciativa.
Si nos provocas encontrarás al pacífico ciudadano frente a frente. La única diferencia será nuestro rostro, decidido a marcarte el alto cuando pretendas alterar a tu arbitrio la casa y país que nos cobija.
No como los cobardes responsables de guardar el orden que te temen y solapan. Espero te desenmas cares para verte a satisfacción cuando nos echemos el tiro.
Del mismo modo que destruyes lo ajeno, estamos prestos a garantizar vida y sustento.
No te tememos. Aquí mismo, sin máscara. Mejor fíjate con quién te metes.
A ti, oscuro ente forrado de casco y víscera, bastón, escudo, pistola y botas galácticas, tan negro como las órdenes que recibes, te hacemos saber:
No permitiremos descargues nunca más tu inculto enojo en nuestra persona. Sin tanto aspaviento ni coraza te prevenimos: si intentas maltratarnos vas a encontrar respuesta. No seremos excusa para exhibir tu desadaptada existencia al tiempo de golpearnos en la cabeza con tu casco o aplicar tu tolete en las costillas.
Mucho menos tu docilidad al acatar órdenes superiores que incitan a vulnerar a pacíficos ciudadanos. Cuando pretendas violentarnos la única diferencia entre nosotros −si la excesiva
parafernalia te deja ver− serán cara, ojos y alma con el manifiesto mensaje de que tu impunidad será repelida contundentemente. Impediremos nos rompas la madre, aísles en separos o calabozos porque se le pega la gana a tu jefe.
La próxima vez mejor te fijas con quién te metes.
Se hace urgente ejercitar nuestro derecho a protegernos y repeler las embestidas de infelices que se ensañan con niños, hombres y mujeres inocentes.
Enrique Peña ha sido muy claro en sus diez puntos: El pacífico ciudadano tendrá que tomar la debida iniciativa para auto preservar la vida y patrimonio cuando las circunstancias así se lo exijan. Es urgente –si nadie atiende el clamor− contar con amparo cuando decidamos frenar el abuso de esos pendejos.
Bien se lee en el Himno Nacional: “Mexicanos al grito de guerra...”.
¡Vaya biem!