Violencia laboral y descomposición social

La violencia se ha instalado preocupantemente en nuestro espacio laboral, como consecuencia de las presiones para alcanzar metas poco reales.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Foucault, filósofo francés, planteaba en una de sus obras que el poder genera resistencias, porque en el marco de las relaciones humanas siempre se da a través de una lucha desigual. Los fuertes y los débiles, los ricos y los pobres.

Es decir donde haya una relación desigual, habrá necesariamente una resistencia. La resistencia no implica ineludiblemente la violencia. En todo caso, la resistencia es una actitud de rechazo frente a cualquier tipo de opresión u obstáculo que nos obliga a hacer o ser lo que no deseamos. Desafortunadamente esta resistencia puede generar violencia, que arremete no siempre contra el verdadero culpable.

Sin duda nuestra vida personal, familiar, laboral y social se encuentra en crisis. La violencia se ha instalado preocupantemente en nuestro espacio laboral, como consecuencia de las presiones para  alcanzar metas poco reales, pero justificadamente establecidas por empleadores o patrones, llevando a la descomposición del entorno y a la amnesia colectiva. Este torbellino de sentimientos y acciones encontradas nos aleja y hace olvidar el tan necesario trabajo en equipo; de los originales artesanos del caos ya ni nos acordamos. 

Sospecho que algunos se benefician con el río revuelto, pero es indudable que quienes sufren física y mentalmente son aquellos que están en la trinchera. Entonces, ¿qué o quiénes son los verdaderos enemigos de la frágil cohesión social? 

En este punto  habría que ser muy cautos, pues  aquellos empresarios o empleadores que han trabajado muy duro y aún lo siguen haciendo de forma honesta,  para vivir dignamente, no lo son. Pero pondría en entredicho a los sectores o sujetos que, sin ética, valores, principios ni profesionalismo, acatan ciega y silenciosamente las “innovadoras estrategias” que dictan sus normativas, con el temor de que, al hacer lo correcto, queden excluidos de prebendas o canonjías de la alta dirección. 

Horizontalizar la violencia entre la gente operativa por quienes circunstancialmente administran a sus iguales es precisamente lo que muchos propician en aras de la reestructuración de los sistemas. No debemos perder la calma ni la claridad de nuestras mentes.

Es necesario detectar y poner freno a los acontecimientos que nos confrontan y consecuentemente alejan de nuestra razón de existir. Hay que sumar esfuerzos para erradicar la violencia entre semejantes, evitemos que la visceralidad de nuestros actos destruya lo que con armonía construimos. Hagamos frente a quienes le apuestan al “¡Divide y vencerás!”. Luchemos por no caer en las garras de la descomposición social.

Lo más leído

skeleton





skeleton