Voluntades contrastantes

En un país donde la televisión independiente es prácticamente inexistente, los ciudadanos reciben al unísono la percepción de la realidad que el Estado pretende establecer...

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En las últimas semanas los noticieros televisivos en Rusia han elevado el tono de la voz que utilizan al hablar de occidente y en particular de los Estados Unidos, situaciones que han causado enfado como la prohibición de que, por sospechas de dopaje, impidió a los atletas de pista y campo participar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, una serie de sanciones occidentales en distintos ámbitos, la permanente amenaza, según la perspectiva rusa, de que los Estados Unidos decidan intervenir en el conflicto en Siria atacando frontalmente al ejército de ese país, algo que Moscú no piensa tolerar, han originado un endurecimiento en el lenguaje de los comentaristas rusos.

Alguno de los principales comentaristas noticiosos se atrevió a afirmar categóricamente que esto podría desencadenar una respuesta nuclear ante el acoso que Rusia sufre por parte de occidente; unos ejercicios nacionales realizados recientemente urgían a la población a ubicar el refugio antinuclear más cercano.

En un país donde la televisión independiente es prácticamente inexistente, los ciudadanos reciben al unísono la percepción de la realidad que el Estado pretende establecer; lo interesante de todo esto es que un gran número de rusos no confía en absoluto en la información que los canales de televisión transmiten y sin embargo la enorme mayoría no deja de verlos.

Un juego entre el gato y el ratón se lleva al cabo todos los días entre las televisoras y los televidentes: por un lado, la voluntad del Estado y las televisoras de imponer una visión del mundo y, por otro, la de millones de personas que intentan dilucidar cuál es la verdadera intención detrás de todo aquello que reciben a través de la pantalla; por eso para los últimos lo importante no es tanto lo que se dice, sino cuál es el tono que se usó ayer y cuál el de hoy, quién ha estado apareciendo repetidamente en la pantalla y quién ha dejado de aparecer, qué palabras se han utilizado hoy y cuáles en días anteriores.

Voluntades contrastantes de algunos que quieren imponer una visión en particular y de muchos que intentan entender qué es lo que en realidad sucede y hacia dónde los quieren guiar, así en este mundo se encuentra una gran diversidad de voluntades, algunas que valoran al ser humano y buscan su beneficio y el desarrollo armónico de toda la potencialidad que cada uno de nosotros encierra, mientras otras tantas pretenden controlar, someter y acomodar el pensamiento humano a las conveniencias de ciertos grupos, sectores o personas.

Mientras en Rusia sucede esto, Amanda Moore, una niña de 10 años que vive en una pequeña población de California, notó que un niño mexicano llamado Rafael no la estaba pasando del todo bien en la escuela; recién llegado de México con sus padres, Rafael entiende muy poco de inglés. Sin poder comprender a la maestra y sus compañeros el niño se iba aislando conforme pasaban los días, no hablaba con nadie, no tenía amigos y se sentaba solo a la hora de la comida. Amanda decidió cambiar esta situación, utilizando un traductor de Internet escribió una carta que luego entregó a Rafael.

Sin la mejor ortografía en la carta le dijo: “Hola Rafael le gustaría que se siente conmigo hoy. Mira para mí y yo te mostraré dónde me siento. Podríamos estar colorante o simplemente contar historias de miedo. Gracias por tu tiempo”. La redacción no es admirable, la intención definitivamente sí.

Conmovido hasta las lágrimas, Rafael había encontrado una nueva amiga, las dificultades del idioma persisten pero cada uno se esfuerza en conocer el idioma del otro. Durante la celebración del Halloween salieron a pedir dulces juntos y las familias de ambos se reunieron.

Voluntades contrastantes, intenciones de control y de dominio, de desconfianza y escepticismo, de bondad, cercanía y amistad, de agradecimiento y felicidad; miles y millones de estas pueblan nuestro mundo, entre todas ellas navegamos y de entre ellas elegimos aquellas que van nutriendo nuestros días, las que alimentan nuestras almas y acaban dando sentido a nuestras vidas.

Impacto determinante en la vida de quienes nos rodean tendrán aquellas que elijamos vivir, potenciaremos la alegría, la felicidad y el bien para quienes nos rodean y para nosotros si elegimos bien. En la conciencia y la profundidad del corazón es en donde encontraremos la decisión y fortaleza para forjarnos una voluntad positiva, plenamente humana.

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