Xtab, xtabentún e xtabay

Los antiguos mayas creían que los suicidas se iban directamente al paraíso.

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¿Qué relación existe entre estos tres vocablos mayas? Táab significa atar dejando parte de la soga colgante, tal como se atan los caballos y otros animales. También es el cordel o cuerda con que se atan las cargas a cuestas. Justamente de donde deriva (i)xtab, diosa especial de los que se privaban de la vida ahorcándose. El afijo (i)x- indica el femenino. Los antiguos mayas creían que los suicidas se iban directamente al paraíso. Ixtab aparece en el Códice Dresde colgando del cielo por medio de una cuerda enrollada en su cuello. Tiene los ojos cerrados por la muerte y en sus mejillas un círculo negro que simboliza la descomposición de la carne.

Xtabentún también deriva de táab, atado, amarrado; en-, condición, y tun, piedra Lit. “La que está atada a la piedra”. Nombre de una enredadera (Turbina corymbosa), de su flor melífera y del licor de anís que se prepara con la miel que las abejas liban en ella.

Sin embargo, Xtabay deriva de táabs, “engañar y atraer con engaños” y –ay, cosa parecida. Lit. “la engañadora”. Ser mítico con cuerpo de mujer hermosa, rasgos indígenas y largo cabello que se aparece por las noches detrás del tronco de los ceibos para seducir con sus encantos a los jóvenes, incitándolos y enardeciéndolos hasta matarlos o enloquecerlos. 

La leyenda narra la vida de dos mujeres con conductas contrapuestas, una de ellas llamada Xk’eban (pecadora) vivía y gozaba del amor con cuantos hombres pudiera. No obstante, poseía gran nobleza ya que mostraba sentimientos de caridad hacia los demás y en especial hacia los desprotegidos. Por el contrario, la Uts-ko’olel (mujer-bondadosa) aunque muy virtuosa de cuerpo, era rígida de carácter y tan egoísta que trataba con desprecio a los pordioseros por considerarlos inferiores a ella; no curaba a los enfermos por repugnancia, pero nunca cometía pecados de amor. 

Cuando muere Xk’eban, su cuerpo expide un delicioso aroma y su tumba se cubre con olorosas flores silvestres de xtabentún. En cambio, cuando Uts-ko’olel fallece, su cuerpo se corrompe exhalando un pútrido aroma y su tumba se colma con la flor del tsakam, cactus erizado y espinoso.

Al final, la Uts-ko’olel, convertida ahora en flor de un cactus punzante, reniega de su suerte y, envidiosa de la flor dulce y embriagante del xtabentún, pide ayuda a los malos espíritus para transformarse en la temible Xtabay. Así consigue el don de volver al mundo convertida de nuevo en mujer, para enamorar con lujuria y perder a los hombres en venganza de toda la pasión que no disfrutó en vida.

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