La Xtabay en Mérida

La mujer con toda calma, peinaba su larga cabellera y lo miraba fijamente.

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Reyna Chacón Castillo me contó que, hace como veinticinco años, ella vivía en una casa ubicada en la calle 60 entre 73 y 75 de esta ciudad. Casi en el centro. 

En una ocasión, Marcos, uno de sus hermanos, de 17 años, se fue a bañar. Pero el baño no era parte de la casa, estaba como a unos 20 metros de distancia, junto a un árbol de tamarindo. 

En eso estaba, cuando vino su sobrino Gilbert y preguntó por su primo Marcos. Al saber dónde estaba se acercó al lugar y se puso a conversar con él desde afuera. Pero, de pronto, Marcos dejó de escuchar la voz del primo.

Terminó de bañarse y se fue a la casa. Preguntó por Gilbert para saber por qué lo había dejado hablando solo. El primo ya se había ido a su propia casa, pero antes le dijo a su tía Reyna que mientras conversaba con Marcos se percató de que en una rama baja del árbol de tamarindo estaba sentada una mujer joven y muy bonita. Con toda calma, peinaba su larga cabellera y lo miraba fijamente.

Al muchacho le dio mucho miedo y corrió hacia la casa para decirle a su tía Reyna. Afortunadamente, no se enfermó como le sucede a otros que ven a la Xtabay, pero sí se asustó mucho.

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