Y decían los manceristas que los perros no ladraban

Curioso que la Segob anunciara que buscará a todos los desaparecidos, cuando la presente administración no puede ni rescatar a los municipios al estilo Fobaproa.

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Con la certeza jurídica de que todos aquellos que defendieron de manera tan vehemente a la heroica jauría de Iztapalapa se avocarán a adoptarlos conforme a derecho, me pregunto por qué nadie quiere hacer lo mismo con los municipios endeudados. El PRI, mediante el rey de los impuestos, el señor Videgaray, ya desde cuándo se deslindó de ellos como si se tratara de las tarjetas Monex; el PAN está más preocupado por no perder más simpatizantes, que se le olvidó simpatizar con las arcas de las alcaldías que se quedaron más vacías que sus padrones; y el PRD, por medio de ese del señor Barbosa, jefazo de los chuchistas en el Senado, que encarna la llamada de tecnocracia de centro izquierda, ya dijo que a municipios como el de Acapulco, que mejor se lo cargue la chingada. O sea, ¡ni siquiera se propuso a manera de clavadista de La Quebrada o de burro de La Roqueta para recabar fondos! Solo falta que manden al senador Lozano a que les dé trato de electricistas y de trabajadores de Mexicana.

Curioso que la Segob anunciara que buscará a todos los desaparecidos, cuando la presente administración no puede ni rescatar a los municipios al estilo Fobaproa, como dictan los cánones de la tradición priista.

Están como el gobierno mancerista que, debido a sus preocupaciones por convertir a los perros en la versión canina de La Barbie, El JJ, El Indio y varios más, que se les ha olvidado que no es buena idea que el DF comience a ser una sucursal hiperviolenta de Torreón o Ciudad Juárez. Lo bueno que después de las ejecuciones de hace unos días, ya el GDF ha logrado establecer que el número oficial de ejecutados es de 11, pues algunos medios neuras ya querían meter en chilangolandia a todos los muertitos del sexenio pasado.

Si bien es cierto que la capital es algo compleja, brutal y peligrosa, sería un desastre que, de pronto, perdiera su prestigio de territorio libre de matazones. Sobre todo porque ya ven cómo somos los defeños, que nos sentíamos muy acá cuando nos dimos cuenta que gente del interior de la República venía para sentirse seguros. Digo, una cosa es que te atraquen y otra que acabes en una narcofosa.

O para aliviar la situación, quizá el señor Mancera nos podría proporcionar un temible perro de Iztapalapa por cuadra, al menos para recuperar la autoestima.

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