No es por dárselas a desear, pero hay un montón de cosas que estarían más divertidas que los amagos del PRD de abandonar el sacrosanto Pacto por México, solo porque el PRI, instalado en la nostalgia (cómo estará la onda regresiva de las dinosáuricas majestadas que, se dice, no solo ha restaurado el poder del tlatoani y la conversión de Pemex en tienda de conveniencia, que ya metidos en la lucha contra los “candados obsoletos”, en poco tiempo obligarán a las Chivas a jugar con extranjeros) coquetea con la idea de mandar el IVA al infinito y más allá.

Sobre todo porque no hay certeza jurídica de que en efecto la sangre llegará al río, pues mientras Silvano Aureoles está azuzando a los choznos de don Plutarco por lángaros en materia impositiva (como que quieren hacer ver cual juegos de niños ñoños las herencias de Jelipillo en lo que a gasolinazos se refiere), mientras el Chucho Zambrano dice que el pacto va (que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa), que no importa que los impuestos caigan sobre la población como mentadas a los de Forbes por no haber incluido al Chapo Guzmán entre los hombres más ricos del mundo como era costumbre. Seguramente los de la Unidad de Inteligencia Financiera ya le mandaron un saludo. O dos.

Como quiera que sea, mucha más atractiva que todo eso es la posibilidad nada remota de que en un parpadeo jurídico, agazapada en una cadena de sanación y de amparos, apoyada en un homenaje del establishment peñista a los michoacanazos calderónicos, a la maestra Gordillo la tengan que dejar salir del tambo mucho antes de lo esperado. No sé si el país estará preparado para que en una de esas la profesora aplique el quita risas, pero sí sería un espectáculo alucinante que sin duda culminaría con todos los intocables bailando frenéticamente el Harlem Shake.

Y no estaría mal que doña Elba Esther saliera airosa al estilo Hank Rhon, porque mientras estuviera planeando el frío y suculento plato de la de la venganza, comenzando por Chuayffet condenado a ver ad infitum el stand upcomedy de Murillo Karam, tendría tiempo de seguir con el proyecto telenovelesco con Thalía y Vero Castro que venía planeando, según ha podido colegir la revista TV y Más. Tal vez pudiera llamarse Maestra chiapaneca viene a casarse, o Aula de lobos.

En una de esas la que aplicará la roqueseñal será la lideresa sindical, ese bonito símbolo que el PRIcámbrico temprano quiere colocar en el bonito espacio que dejó frente a la Estafa de Lux el sátrapa de Azerbaiyán.

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