Estamos en pleno verano, pero nadie le ha avisado a la economía. El frío (o el enfriamiento, como muchos prefieren llamarlo) ha dominado gran parte de la geografía de los negocios mexicanos. 

Hoy empieza julio, la segunda mitad del año, y no son pocos los empresarios que miran con el ceño fruncido el calendario. 

¿Cómo cerramos la primera mitad del 2013? La producción fabril se comenzó a frenar (solo en el primer trimestre cayó 1.4%, rompiendo una racha de 12 meses de crecimiento continuo), lo que demuestra que no solamente vendimos poco al exterior, sino también dentro del país. La minería, que era uno de los motores más fuertes, solo creció 0.2%; la generación de agua y electricidad también cayó 1.3%; el sector de la construcción cayó 1.3%, y hasta la industria manufacturera, que había salido sin rasguños de las crisis financieras globales, vivió en el primer trimestre del año una caída de 1.5%. Las exportaciones petroleras también bajaron a mil 29 millones de barriles de petróleo en promedio en mayo y fue el nivel más bajo que se tenga registrado desde enero de 1990.

No solo la industria ajustó sus números, el gobierno también: el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, cambió su estimación de principios de año de crecimiento de la economía de 3.5% a 3.1% en mayo. Banco de México hizo lo propio bajando sus expectativas de 3.35% a 3%. 

Hasta ahora el único funcionario público que ha hecho externado su optimismo es Ildefonso Guajardo, secretario de Economía, que cree que este segundo semestre que empezamos hoy logrará romper con el ritmo negativo y recuperar el terreno necesario para cumplir con la meta anual de crecimiento de 3.1% del PIB. 

¿Qué espera el secretario? 1) que se den las reformas, 2) que siga dando números positivos la economía de Estados Unidos y 3) que se logre una mejora en el desempeño de la economía global. Este análisis coincide con el último informe que publicó el Servicio de Estudios Económicos del Grupo BBVA-Bancomer, que prevé que efectivamente la mitad del año mejore gracias a la normalización del gasto público (que estuvo escaso estos primeros seis meses), al aumento en el consumo en EU y por la aprobación de las reformas estructurales que ya están en discusión. 

Cosas de los termostatos: cuando llegue el frío del otoño y del invierno, parece que se entibiará el clima de los negocios. Creo que nadie se enojará por tener un fin de año con calor.