Yo no olvido al año viejo… fue electoral, con expresiones ciudadanas inéditas, con un saldo de violencia que no deja de sorprendernos, un año de la Cultura Maya comercial, con tintes catastróficos y explotada al vapor en las últimas semanas, fugas de reos… la lista es numerosa, como nuestros deseos de un futuro promisorio.

Estas ganas de cambio se exacerban cuando se acerca el cierre de un ciclo, el temido final de la cuenta larga maya; la libramos porque con la despedida de este polémico 2012, nuevamente tenemos en puerta un paquete de 365 días para mejorar algo de nuestra vida.

Pero, ¿y eso qué? se preguntarán, pues se activan las ganas de un primer paso adelante y creo que la acción positiva al nivel micro impacta al nivel macro, es decir, con pequeños pasos concretos se pueden lograr importantes avances.

Ahora estamos en el mismo punto de balance del pasado y arranque del siguiente año. Admito que soy una más de los que dejaron inconclusos muchos propósitos, pero los volveré a plantear ahora con la consigna de romper con el patrón de mi desidia.

Nunca es tarde para comenzar de nuevo, no nos cuesta nada y podemos ganar mucho. Aprovechemos la energía positiva que está en el aire por las fiestas decembrinas, a mí ya me contagió.