De la escapada y la unión libre

Cuando una mujer tiene un hijo fuera del matrimonio o, sin pareja conocida, se dice que “sólo así lo buscó”, “quién sabe quién es el padre”.

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Existen en Yucatán distintos dichos referidos a las relaciones íntimas fuera del matrimonio, alusivos a la pareja que se escapa o de la mujer que es “sacada” o que “sale a vivir”. Por ejemplo, de algo que se obtiene sin esfuerzo y sin llenar los requisitos formales, se dice que sólo lo hizo chen-ch’aabij (de chéen, sólo, nomás, y ch’a’abij, voz pasiva de tomar, apropiar). Lit. “solamente tomado o con sólo tomarlo”. Como las muchachas que se escapan o huyen con el novio: Chéen tu ch’a’aj (sólo se la apropió). 

Cabe aclarar, que no es lo mismo “tomar” a la novia, con el consentimiento de los padres o familiares para “sacarla a vivir” en unión libre, ocasional o permanente, sin la intención definitiva de casarse, que escaparse con ella. De la joven se dice: Chéen púuts’ij yéetel le xi’ipalo’ (Lit. “Sólo se huyó con el muchacho/novio”).

Los motivos de la escapada son porque el novio no es del gusto de los padres, o no acceden al casamiento cuando la pareja lo propuso y, una forma de presionarlos, es fugarse y que, ante los hechos consumados, acaban por aceptar. En no pocos casos, hay que indagar el paradero de la joven: “Que Juana se escapó, dicen que está en Playa”.

En los pueblos de la Península es común que la pareja se escape aprovechando un descuido de los padres, a veces durante la fiesta del pueblo, mientras se celebra el baile que se prolonga hasta la madrugada. Después de las fiestas del pueblo, se solía contar a las muchachas que se fugaban con el novio. Se van con lo que llevan puesto o, si acaso, con algunas prendas. Es común que los padres insistan en el casamiento (ts’o’okol beel) inmediato de la pareja para salvaguardar el honor de la familia. 

Cuando una mujer tiene un hijo fuera del matrimonio o, sin pareja conocida, se dice que “sólo así lo buscó”, “quién sabe quién es el padre” (Chéen beey tu kaxtko’, kensaj máax u taataj). 

Otras formas de referirse a las relaciones extramatrimoniales son: “Ponerle casa a una mujer”; es decir vivir maritalmente con ella en unión libre incluso si el varón es hombre casado. Antiguamente, cuando a una mujer le ponían o amarraban su casa por el amante, se decía que “le están amarrando su casa” (Tun k’axik u yotoch); que ya se la han amarrado (Ts’o’ok u k’axik u yotoch) o que se la amarrarían. Se habla de amarrar (k’aax) porque en la construcción de la casa de paja todo se amarraba con bejucos, fuerte y firmemente.

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