El teniente que ha encontrado 57 osamentas en Iguala

Juan José Canaán se ha dedicado desde hace un año a buscar fosas clandestinas junto con el grupo 'Los otros desaparecidos'.

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Juan José Canaán, teniente retirado del Ejército, tiene la esperanza de localizar a sus dos sobrinos, quienes desaparecieron en 2008. (Rogelio Agustín/Milenio)
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Rogelio Agustín/Milenio
GUERRERO.- El teniente retirado del Ejército, Juan Jesús Canaán Ramírez tiene un récord de 57 osamentas halladas en las fosas clandestinas de Iguala, Guerrero. Hace un año dejó el retiro y su aparente estabilidad para convertirse en Can 1, mote ganado por el número de cadáveres recuperados.

Hasta el momento, el colectivo Los otros desaparecidos registra un récord de 105 cadáveres recuperados, de los cuales 13 ya fueron identificados y 11 entregados a sus familiares.

En tanto, la cifra acumulada por Canaán representa más de la mitad de los hallazgos, aunque él hace el esfuerzo por no presentar el dato como un logro individual.

El 16 de noviembre de 2014, Canaán llegó a la Iglesia de San Gerardo, en la cuna de la Bandera; recibió la bendición del párroco y se dispuso a caminar en los cerros que rodean el municipio.

Con una varilla puntiaguda, un marro y su olfato, Canaán, de 61 años, comenzó a buscar restos humanos en las fosas que se reportaban de manera anónima en la periferia del municipio, el cual todavía está controlado por el grupo criminal Guerreros Unidos y del que formó parte el ex alcalde perredista José Luis Abarca Velázquez.

Busca con la esperanza de encontrar a dos sobrinos, hijos de su hermano Raúl, quienes desaparecieron desde agosto de 2008 en el retén que mantuvo durante varios años la policía preventiva municipal, que ya estaba infiltrada por delincuentes.

"Cada vez que encuentro un cuerpo, los compañeros me dicen que soy un Can-aan, alargan el apellido (de origen libanés) para disimular que me encuentran aptitudes caninas, porque, incluso, quienes andamos en esto llegamos a ganarle en resultados a los perros que traen los peritos de la Procuraduría General de la República (PGR).

"Lo que pasa es que el perro solo huele, pero nosotros usamos todos los sentidos; observamos la tierra, si hay en el lugar piedras que hayan estado enterradas y que al cavar la fosa las sacaron; nos damos cuenta cuando hay hierba seca enterrada, ramas cortadas para facilitar el trabajo de los delincuentes al depositar un cuerpo, basura que no pudo llegar a sitios si no es para acampar, montículos de tierra removida, ropa y hasta casquillos de diferentes armas de fuego".

Aunque habla poco sobre su formación militar, integrantes del colectivo refieren que la experiencia de Canaán --estuvo 30 años en el Ejército-- ha sido muy útil para encontrar cadáveres que estaban condenados a permanecer en el olvido.

Canaán o Can-1 se retiró del Ejército con el grado de Teniente, la pensión que recibe apenas le permite vivir, pero al unirse a Los Otros desaparecidos, sus gastos se dispararon. "Estoy cargado de deudas, pero debo seguir en esto, no podemos dar marcha atrás".

Una oportunidad de vida

El ahora militar en situación de retiro tiene una expresión severa, intimida al primer contacto visual e impone respeto, no titubea cuando corrige a sus interlocutores, pero sabe romper con una carcajada cuando entre las faenas se atraviesa una buena ocurrencia.

Cuestionado sobre el significado que tiene la incorporación al colectivo que busca cadáveres, sembrados en la tierra para ocultar su destino final, Can-1 explica que en realidad sabe que está frente a la oportunidad de su vida para ser generador de certeza.

Incluso reconoce que está ante la posibilidad de regresarle un poco de tranquilidad a madres, esposas, hijos y hermanos que esperan información sobre seres queridos no localizados.

"Cuando encuentro una osamenta, como le llaman a esos cuerpos que ahí están ocultos, me vienen sentimientos encontrados: primero, es la ira, el coraje, la impotencia; después, un poco de alegría, porque ya habrá un lugar en donde las familias vayan a llorar a esas personas.

"Encontrar una fosa no es muy difícil, lo primero que se mira es basura que no corresponde al lugar, cosas que no deben estar ahí: bolsas de pollo, vasos, platos, cubiertos desechables, mucha cerveza, bebidas energéticas y medicina".

Refiere que no hay aparato que detecte huesos, por eso la mejor manera de encontrar es caminar, recorrer cerros, barrancas, todos los espacios que sean reportados por voces anónimas.

"Vamos caminando y vemos cunitas de tierra, hendiduras, montículos resquebrajados con piedras que a simple vista se nota que estuvieron enterradas, también troncos cortados a 10 o 15 centímetros del suelo, porque seguramente les estorbaban a los que llegaron para excavar".

En algunos cursos rápidos les han señalado que podrían llegar a encontrar guantes y tambos, porque hay gente que acostumbra deshacer a las víctimas en ácido, pero hasta el momento no han visto esa práctica en Guerrero.

Valor incalculable

Al margen de las deudas que arrastra, mantenerse en las actividades del colectivo le ha costado a Canaán Ramírez enfrentar la inconformidad de su familia. "Me reclaman las largas ausencias, pero yo sé que estoy haciendo lo correcto".

El teniente Canaán tiene esposa, cinco hijos y nietos, quienes le piden estar presente en casa. Él sostiene que se mantendrá hasta donde le sea posible, no por popularidad, sino por la necesidad de ayudar a regresar la tranquilidad a las familias de muchos desaparecidos.

"Están molestos en la casa, pero saben que no hago cosas malas, que esto es bueno", insiste.

De los 57 cuerpos encontrados, solo tres ya están con sus familias, lo que ha vivido tras la entrega correspondiente no tiene comparación.

"Ya tres familias me lo han agradecido, vienen y me aprietan la mano, me abrazan, lloran en mi hombro y miro su agradecimiento infinito; eso no tiene precio y no se compara con nada".

En estos momentos, asegura que Can-1, es un apodo que le agrada, con el que ya se acostumbró a vivir, pero aclara que no es solo un buscador de osamentas.

"Nos hemos convertido todos en buscadores de tesoros de incalculable valor, porque los que están sepultados no son solo huesos, son tesoros, que para las familias que los reclaman tienen un valor incalculable". 

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(Nota del editor)

El teniente retirado Juan Jesús Canaán Ramírez es uno de los pioneros en formar el "Foro Militares Retirados" en el sitio web SIPSE.com, un espacio que da voz a militares del Ejército, Fuerza Aérea y Armada, retirados y en activo.

La labor que realiza en Guerrero en busca de desaparecidos, ha sido documentada en el programa Punto de Partida de la periodista Denis Maerker. 

Tanto Canaán Ramírez como el también teniente de la Armada Samuel Ramírez Soto (Grumete) y el teniente coronel José Guadalupe Luis Juárez, entre otros, brindan asesoría y apoyo al personal militar que lo solicita a través de ese foro.

Actualmente, el Foro Militares Retirados tiene más de 130 mil 300 visitas y acumula más de 13 mil 400 comentarios. 

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