Agencias
ROMA, Italia.- No sólo los teléfonos celulares de alta tecnología o mensajes cifrados por Internet pueden ayudar al terrorismo internacional a comunicarse, dar órdenes y orientaciones para ataques, también inocentes dispositivos de juego como la PlayStation serían útiles a sus fines feroces y destructivos en Occidente, advirtieron expertos.

"Las playStation son pequeñas computadoras y sus usuarios pueden jugar con otros jugadores en línea a través de Internet: esto permite que varias personas se comuniquen online y también es posible el intercambio de información. Al igual que cualquier equipo de enlace, estas herramientas tienen un id, el identificador que puede ser reconocido en un chats.

Y como todos los objetos que interactúan a través de Internet, se puede interceptar sondas o troyano, es decir, sistemas que les infecten y le permiten transferir información", explicó Thomas Palombo, presidente del Iliia, la asociación italiana que reúne servicios de oficina y materiales para actividades de inteligencia e intercepciones.

Ese y otros detalles surgieron en un reciente reunión en el ministerio de Justicia de Italia, que tuvo como fin afilar las herramientas de investigación contra el terrorismo, incluyendo las escuchas telefónicas.

También se discutió, según pudo saber ANSA, sobre nuevas plataformas que son necesarias controlar, pues también sirven para también chatear, como la PlayStation, un supuesto elemento tecnológico lúdico e inofensivo.

"Hasta ahora, esta información no se tenía en cuenta", indicó Palombo. "Es que este tipo de herramientas asociadas al juego, a algo inocente no se tenían en cuenta, no eran monitoreadas. Pero debemos ser precavidos, porque son aparatos capaces de transmitir datos, servir para la comunicaciones y entonces hay que interceptarlos", añadió.

El experto llamó a desarrollar "la capacidad de mantener bajo control conversaciones que viajan en sustratos inusuales" Y acotó que "sigue siendo un problema de fondo: la encriptación de conversaciones" porque hay mecanismos de encriptación que pueden ser descifrado fácilmente, pero hay otros "hecho en casa", donde descubrir el algoritmo es complejo.

ILIIA representa aproximadamente a 50 empresas en un mercado que cuenta con menos de 100 firmas especializadas. "Nos quedamos sólo un centenar, pues muchas han cerrado, en algunos casos porque el Estado no cumplió los pagos", indicó Palombo.

Así recayó en el nudo de la importancia de los recursos económicos para el control de la información que viaja a través de dispositivos tecnológicos. El gobierno italiano tiene asignados unos 150 millones de euros para la seguridad cibernética.

La pregunta es si es muchos o pocos. "Depende de lo que se quiera hacer con estos recursos. Si se trata sólo de pensar en comprar un nuevo software creo que es insuficiente o por lo menos una respuesta adecuada sólo para lo inmediato", desgraanó el experto.

"Es diferente si se desea iniciar la programación. Creo que son actividades que el Estado debe hacer por su propia cuenta y no derivar a terceros. Por ejemplo, la gestión del servidor de registro, que se encarga principalmente a empresas pagados, debe estar en manos del Estado", indicó Palombo.

También llamó a la creación de una NSA (al estilo estadounidense) italiana, es decir, una estructura con niveles muy altos de confidencialidad y profesionalismo para prevenir ataques a través de Internet o nuevas tecnologías. Y resaltó que hasta darle a empresas sin control el suministro de materiales de alta tecnología, desde los sistemas de GPS, aparentemente inofensivos, pueden representar un riesgo.

Hace meses, la tarea de interceptación de mensajes parecía sencilla, pero ahora nos damos cuentas que han muchos mecanismos tecnológicos capaces de transportar mensajes y, en la lucha contra el terrorismo, hay que controlarlos a todos, alertó Palombo.

Pero refinar los sistemas de intercepción podría entrar en conflicto con los principios de privacidad. "Entiendo que entrar en la computadora de un ciudadanos para encontrar mensajes representaría una violación, no estamos en el Chile de Pinochet, estamos en Italia y cada acto de este tipo debe ser autorizado por un magistrado", aclaró. 

(Con información de ANSA latina)