Desde que son oficiales las bodas entre personas del mismo sexo han sido más mujeres que hombres quienes se casan en el Registro Civil, una realidad compartida en toda la zona norte de Quintana Roo. Y aun cuando parece que el tema se ha olvidado, estos enlaces siguen aumentando. También los divorcios. Es que la evolución de la familia en el país es una realidad innegable y de interés público.

Me contaba recientemente el magistrado supernumerario del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Mario Alberto Aguilar Laguardia, que en la Sexta Sala especializada en Materia Familiar del TSJ, perteneciente al Distrito Judicial de Cancún, todos los días se desarrollan temas como el divorcio incausado, el concubinato, la legitimación de la familia, alimentos o custodia, algunos de estos entre personas del mismo sexo.

Un historia contada por él mismo lo grafica: “En junio del 2014 la Sexta Sala recibió un recurso que abrió un nuevo debate hermenéutico del ejercicio jurisdiccional de los servidores públicos del Poder Judicial: resolvimos la apelación de una demandante que pedía la revocación de la sentencia que le denegó el divorcio solicitado, asunto que se tramitó ante un Juez de Primera Instancia en el Distrito de Cancún.

“Se solicitaba una nueva resolución en la que se tomara en consideración la voluntad de ambas partes de dar fin al matrimonio celebrado ante el oficial del Registro Civil de Playa del Carmen, pues la demandada se había allanado a la prestación consistente en el divorcio. Pero este asunto no hubiese sido relevante de no ser que dos personas del mismo sexo eran las promoventes”. Fue el primero. No cesan.

Las diferentes tradiciones jurídicas y costumbres son llevadas con mayor frecuencia a los juzgados del norte, localizados en municipios cosmopolitas de sociedades muy diversas, que ahora resultan ser un solo escenario a través de la aplicación del derecho pro persona, según exigen los derechos humanos.

Es una realidad enfrentada por secretarios y secretarias de Estudio y Cuenta de la convencionalidad y valores sociales y jurídicos, todos capacitados para analizar los cientos de expedientes de cada año, en los cuales aplican o no, según el caso, normas de carácter general y específico. Es una responsabilidad superior, única, porque aquí no valen los juicios de valor, los complejos ni los prejuicios. Debe enfatizarse algo: se quiera o no, todos tienen los mismos derechos y obligaciones.

“Cuando los matrimonios no son capaces de mantener una sana convivencia y las diferencias son irreconciliables se recurre al divorcio, con el afán de evitar mayores daños a los integrantes de la familia. Es un medio que da la posibilidad de terminar con los efectos jurídicos de dicha relación, salvaguardando (si así corresponde) los derechos de las partes y los hijos”, explica el licenciado Octavio Asencio Fernández, de la Sexta Sala. Y detalla: “El Código de Procedimientos Civiles de Quintana Roo contempla diversos tipos de divorcio: necesario; por mutuo consentimiento; administrativo e incausado”.

Los divorcios entre personas del mismo sexo tienen cabida en algunos de estos. Es una realidad a la que nos enfrentamos desde hace tiempo y cada vez con mayor frecuencia, más en ciudades como Cancún, la cual se encuentra entre las primeras con mayor índice de separaciones legales.

Lo anterior fue acelerado con la entrada en vigor de los juicios orales civiles en Cancún, en octubre de 2014, pues en solo seis meses se registraron más de 500 por divorcio incausado y pensiones alimenticias, según datos proporcionados por el Centro Estatal de Justicia Alternativa.

Con estas nuevas experiencias, los impartidores de justicia están generando debate entre los profesionales del derecho, comunicadores y ciudadanos, lo cual sin duda fortalece la cultura jurídica en la entidad.