La competitividad es una de las variables para el buen desarrollo de las sociedades. México aún está muy lejos en el plano mundial de consolidar avances en la materia.

Esta semana el Instituto Mexicano para la Competitividad, presentó el Índice Internacional 2015, donde nuestro país se ubicó dentro de las 10 naciones menos competitivas, muy lejos de Suiza, que a nivel mundial es el primer lugar.

Nuestro país se ubicó en el lugar 36, mejorando una posición con respecto al reporte del 2013. Según el Instituto para la Competitividad, para que una nación logre escalar posiciones en la materia, debe generar desarrollo y prosperidad para sus habitantes, a través de políticas públicas encaminadas a atraer nuevos inversionistas, generar nuevos talentos y ser un lugar alejado de las prácticas corruptas.

Desafortunadamente, la corrupción pereciera ser endémica en nuestro país, un fenómeno que se aprecia en todas las escalas, desde la clásica mordida al agente de tránsito, tras ser sorprendidos cometiendo faltas al reglamento, la petición del servidor público de dinero a cambio de agilizar trámites, la cadena de favores para adjudicar contratos de obra pública y hasta los conflictos de intereses entre la casta política y empresarios, que en algunos casos involucran mansiones.

La corrupción es carísima, quizá más de lo que imaginamos; según el IMCO, esta cuesta alrededor de 186 mil millones de pesos, equivalentes a un cinco por ciento del producto interno bruto nacional, sin duda una cifra escandalosa, si tomamos en cuenta que con ese recurso se podrían atender las necesidades de millones de personas que al día de hoy no cuentan con apoyos, en sectores tan sensibles como salud, educación, empleo, vivienda, seguridad, solo por mencionar algunos.

En este tema de la seguridad, no se ha avanzado, lo que ha conllevado a que se pierdan oportunidades valiosas para la atracción de inversionistas; a pesar de los esfuerzos mediáticos que a diario nos dan a conocer los encargados de dirigir al país, en torno a la seguridad, pareciera que éstos no llegan en el plano internacional y se refleja en millonarias pérdidas y un severo daño a la imagen de la nación. Al día de hoy, estamos ubicados en lugares que están muy por debajo de los líderes mundiales, es decir reprobados, según la escala, quienes ostentan los primeros lugares, obtienen calificaciones de 6.1 puntos, sobre una escala de 7 en materia de seguridad, mientras que México apenas alcanza los 3.1 puntos, el mensaje es claro.

Con este panorama, aunque las reformas estructurales que se han generado en esta administración federal puedan estar bien encaminadas, si no se trabaja en mejorar en todos los sectores, muy difícilmente lograrán tener éxito, esto conllevará consecuencias lamentables, ya que se continuará con la tendencia negativa en el plano mundial y alejando las oportunidades de crecimiento para todos los rubros del país, pero lamentablemente, acentuándose aún más en la sociedad.

¡Que la pluma siga girando!