De diseñador a restaurantero exitoso

Eduardo Pérez Guagnelli creó un concepto que no solo vende sushi sino experiencias y sentido de comunidad.

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Eduardo Pérez Guagnelli, a pesar de ser diseñador de productos de profesión, se convirtió en emprendedor en el área de alimentos. (Jorge Acosta/SIPSE)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Convencido de que el que no arriesga no conocerá sus alcances y potencialidades, Eduardo Pérez Guagnelli, a pesar de ser diseñador de productos de profesión, se convirtió en emprendedor en el área de alimentos, luego de haber sido freelance, consultor de negocios y hasta socio de un restaurante, procesos que lo ayudaron a construir su camino a manera de entrenamiento para el momento de fundar su propia empresa.

De esta manera, creó un concepto que no solo vende sushi sino experiencias y sentido de comunidad, ya que su empresa además se vincula con asociaciones civiles para ejercer su responsabilidad social y en esta labor también involucra a sus clientes.

Se trata de Kenshi Sushi, un negocio con el cual cumple dos años y seguirá trabajando para explorar qué otras formas existen para innovar en este tipo de servicio.

Para compartir su experiencia es miembro fundador de la Asociación Comunidad Emprende Independiente Yucatán, la cual inició sus actividades en días pasados con un campamento emprendedor con la participación de los bisnietos de Pancho Villa, el caudillo de la Revolución Mexicana.

Parte de su proyecto de vida es la aportación a los profesionales y nuevas generaciones de estudiantes, por lo que fundó el Centro de Investigación Científica  en Diseño (CIED) y comenzará sus operaciones en 2016 para reunir a exponentes en la materia que deseen colaborar a generar conocimiento sobre las distintas áreas del diseño.

¿Por qué iniciarte en el giro de alimentos?

Antes que nada, debo mencionar que mi carrera es de diseño de productos, algo aparentemente no relacionado con el sector, pero siempre desde la familia el deseo fue de tener un negocio propio. Inicialmente tuve trabajos como freelance, diseño gráfico, de interiores, incluso asesorar empresas, cuando aún no tenía experiencia en una propia. Entonces conocí a una persona que quería iniciar un negocio de sushi y yo le diseñé el logo, el concepto, etc. con la buena relación que se dio, trabajamos la marca con muy buenos resultados que incluso pedí trabajar la segunda sucursal para manejarla, esto durante un año de contrato, posteriormente, a su término y al ver que habían otras necesidades de los clientes, me separo y fundo mi propio negocio de sushi, tomando en cuenta al mercado.

¿A qué retos  te enfrentaste cuando iniciaste por tu cuenta?

Con la duda de que si el lugar donde estaba arrancando era el correcto, lo que quería era un lugar de buen gusto, accesible, que no fuera tan formal para que la gente pudiera ir y disfrutar tanto una cena de cumpleaños como el antojo de una persona que va solo a comprar y llevarlo a casa. Estas dudas también tenía que ver porque hace años el sushi todavía era percibido como una comida de lujo y a prueba y error fui construyendo mi método.

¿Cómo resolviste el tema del capital para emprender?

Hasta el momento no he aplicado a ningún financiamiento y preferí iniciar con dinero propio de ahorro, pero también agradezco la confianza de mi familia, porque fueron de los primeros en confiar en el proyecto y mi padre (Jorge Eduardo Pérez Cabrera)  fue el primer inversionista y se convirtió en mi socio.

Comenzamos con poco, pero el comentario general era que el lugar era de buen gusto a pesar de la sencillez de nuestro local. 

¿Cuán consideras que es tu ventaja competitiva?

En términos de negocio, al ser una empresa en la que los dueños están presentes, los problemas se resuelven rápido, tanto de manera interna y los clientes, también somos innovadores, no nos quedamos quietos, queremos ofrecer una experiencia, con cosas diferentes, hace poco tuvimos a los bisnietos de Pancho Villa dando una conferencia, les damos espacios a bandas musicales y colaboramos con asociaciones con acciones que le llamamos “Familia Kenshi sushi” como MIRA (Movimiento para la Integración Recuperación de Personas con Autismo) con quienes hicimos un taller para hacer sushi como parte de sus terapias.  

En el caso de los alimentos, le llamamos la evolución de sushi, a una generación de platillos que difícilmente encuentras en otro sitio, como combinaciones con langosta o arrachera.

Es un negocio en el que participa mi familia, a pesar de que soy dueño, hasta la fecha mesereo, he pasado por todos los puestos, desde limpiar baños, lavado platos y eso me ayuda a tener buena relación con los colaboradores y los clientes, especialmente porque no saben quién soy y me confían comentarios y sugerencias sobre el servicio. 

¿Qué tan importante es emprender en la formalidad?

Muy importante porque al no haber estudiado una carrera a fin a negocios, me tuve que rodear de los que sí saben, integramos a un contador, nos asesoramos para darnos de alta en Hacienda, registrar la marca y todos los procesos propios de un restaurante. Más que verlos como un estorbo es una inversión y una protección en términos legales.

¿Qué consejos podrías compartir con los emprendedores?

Hay que rodearse de personas adecuadas, de los que saben y comparten su conocimiento porque al no ser chef y experto, tengo que tener la apertura para aprender de todos. A quienes trabajan en la empresa no los veo como empleados sino como colaboradores, en los que confío por su experiencia y estoy atento a sus propuestas. He aprendido el manejo de personal, preferimos buenas personas que no sepan hacer las cosas y aprendan, a especialistas que solo trabajan por el dinero. 

Hay que arriesgarse, como dicen, todo viaje de mil millas comienza con el primer paso y sin darte cuenta ya estarás abriendo tu propio negocio. Lo que tengo muy claro es que uno nunca está listo para emprender nada, sin embargo lo vas estando conforme avanza el proceso. No hay que tener miedo.

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