Una estatua si lo logra

La actividad deportiva se ha vuelto un medio de enriquecimiento de personas que nunca han jugado. Se roban el dinero, hay empresas fantasmas, facturas falsas, desvían recursos, inventan campamentos, etc.

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La competición deportiva debería ser la palestra para lucir los mejores ideales del hombre, donde ejemplares seres humanos sirvan de modelo de generosidad y lealtad  y acicate para las juventudes. Sin embargo, sucede todo lo contrario: el deporte es hoy día una actividad donde mafiosos con el signo de pesos tatuado en las pupilas se han enquistado para lucrar en forma inmisericorde y enriquecerse en grado insultante mediante la explotación de los competidores y eso en todas las disciplinas, las individuales y las de conjunto.

El tema del lucro y el saqueo a las arcas deportivas ha estado en la actualidad, entre otras cosas, por la intención del titular de la Conade, Alfredo Castillo, de entrar con la escoba a los establos en que se han convertido algunos organismos federados. En sus palabras: “Las federaciones se roban el dinero, hay empresas fantasmas, facturas falsas, desvían recursos, inventan campamentos y eso lo utilizan para otros fines”. Uno como deportista quisiera que de verdad ese sea al objetivo del excomisionado de seguridad y no se trate de una guerra de grupos de la que ya se habla, porque la actividad deportiva se ha vuelto un medio de enriquecimiento de personas que nunca han jugado ni su caca con  palito. Si eso conlleva no estar en los Juegos Olímpicos será un precio bien pagado. Del deporte profesional mejor ni hablar, ¿verdad Canelo?

Hoy que los jóvenes necesitan referentes morales, cuando se ha perdido la dimensión histórica y a las nuevas generaciones les vale un comino quiénes fueron los personajes de la humanidad –El País lo ilustra así: “Churchil (el más grande héroe moderno de Gran Bretaña) es para la juventud británica un estatua en el Parlamento”-, es de imperativa necesidad reconstruir el andamiaje que da solidez a la sociedad y aquí tiene trascendental importancia el deporte (que debería ser sinónimo de sana rivalidad y respeto al contrario y cuyos practicantes deben ser acabada muestra de humildad  y honradez inmaculada). Necesitamos héroes y el deporte puede ser una cantera inagotable. Si Castillo lo logra, merecerá una estatua. ¿Podrá?

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