Confiar y amar
La sociedad y sus instituciones nos aprisionan y limitan .
Si no soy para mí ¿quién será para mí? Y si no soy para el otro ¿quién soy?.- Hilel, místico judío
Siempre lo fundamental ocurre en nuestro interior. Si me amo, podré amar a los demás; Si confío en mí, podré confiar en otros. Cuando se confía en uno mismo nos volvemos “peligrosos”, porque se es todo lo libre que como ser humano podemos llegar a ser. Quien confía en sí mismo es autónomo. Cuestiona creencias, paradigmas, tradiciones, acontecimientos y no es predecible porque actúa libremente. Si tu confianza es intensa y verdadera, viva y auténtica, estarás dispuest@ a arriesgarlo todo cuando “algo” mueve tu inteligencia y tu amor. Nunca se debe obligar a nadie a creer en “algo” o en alguien y menos a amarlo con exigencia y por decreto y, lo que es peor, por miedo, ya sea al rechazo, al abandono o a la muerte.
La sociedad y sus instituciones nos aprisionan y limitan porque, muchas veces, su empeño es que perdamos la seguridad en nosotros mismos, ya que, si la persona es nerviosa e inestable, es fácil controlarla para que no cuestione y siga los mismos caminos de siempre. En cambio, si tiene confianza en sí misma, realizará su propio viaje, no será conformista, ni títere, tendrá tanta vida y entusiasmo que nadie podrá manipularla. Será un verdadero individuo pensante y seguirá los ideales de respeto y libertad.
Es posible “triunfar” en la vida sin inteligencia y hasta llegar a ser presidente de una nación grande y poderosa porque lo elegirán sus iguales, que no son capaces de apreciar los verdaderos bienes como la paz y el bien común ni la belleza de la existencia en convivencia respetuosa; desconocen las bendiciones que esto acarrea. No tienen la suficiente inteligencia y la capacidad de ser, sentir, comprender y anhelar lo que es verdaderamente valioso.
Al quererse y confiar en uno mismo, el amor se desborda y llega a los demás para vivir en armonía al hacerse realidad “…el hombre hermano del hombre”.
¡Ánimo! hay que aprender a vivir.