Equidad social, pero también animal
Es insuficiente el esfuerzo que realizan las asociaciones protectoras de animales para frenar capturas y las muertes...
Hay quienes opinan que el sacrificio de todos los animales en situación de calle para resolver el brote del virus rábico es una de las medidas correctas y de las más viables para evitar la propagación y afectación a la población en general. Sin embargo, soy de las que opinan que, en efecto, es una medida fácil, de menor costo y a corto plazo, pero demasiado injusta, cruel e inhumana, aun realizándose con estricto apego a la normatividad para que sea con el menor daño y dolor posibles. No hay derecho de asesinar de manera deliberada a cualquier animal en situación de calle, sin ningún análisis previo, para constatar que está contagiado.
Cuántos animales en situación de calle por culpa de personas ignorantes e irresponsables ha habido por años, padeciendo sarna, desnutridos, lastimados, desahuciados, enfermos y no se les había prestado atención hasta el día en que al ser humano le afecte o cause algún daño. La situación de estos seres vivos es tan importante como la de los seres humanos que viven en un territorio, y es verdaderamente indignante que hasta ahora se estén llevando al cabo acciones “correctivas” y que sean de este tipo. No sólo la fauna en peligro de extinción o exótica tiene derecho a ser protegida y enaltecida. No es una tradición y no existe arte en las corridas de toros, tampoco en las peleas de perros o de gallos, cuando con dolo lastiman y los hacen sufrir. Es cierto que la mayoría de la población nos alimentamos del pollo, del cerdo, de la res o de los mariscos, pero tampoco se justifica la manera en que estos son asesinados si se les causan algún sufrimiento.
No es suficiente la gran labor y esfuerzo que realizan las asociaciones protectoras de animales deteniendo las capturas y las muertes. Se necesita la cooperación de las autoridades para realizar permanentemente acciones de sensibilización, respeto, albergue, curación, vacunas y protección de todos los animales, así como de la población para detener tanta indiferencia ante el daño y sufrimiento que soportan estos seres al ser abandonados, descuidados, al ser tratados y utilizados como “arte”, para diversión o con fines de lucro. Es hora de aplicar la ley y sancionar a aquellos que cometan algún maltrato y abandono animal.
Ellos no son “sólo animales”, son seres con alma y corazón, y es mucho más de lo que pueden ser algunos que sí son “sólo humanos”.