El PRI, muy poderoso en su desgracia

Extirpado el borgismo que los aventó al camposanto, el PRI tiene todo a su favor para resurgir de sus cenizas con el huracán de la elección federal y local visible...

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Extirpado el borgismo que los aventó al camposanto, el PRI tiene todo a su favor para resurgir de sus cenizas con el huracán de la elección federal y local visible en el horizonte caribeño. PAN y PRD han colaborado con lo mejor de su repertorio –la incapacidad y la gula han sido su sello– para que el PRI reciba otra oportunidad de los electores, aunque algunas de sus figuras más destacadas podrían refugiarse en los brazos de una tierna morena.

El PRI local ha sido habitado por los políticos más fenomenales, pero también por los más abominables y dignos de desprecio. Ellos inventaron la política en estos dominios, y sus hombres y mujeres han abandonado el nido tricolor para probar fortuna en otras fuerzas políticas, ocasionalmente con resultados adversos.

Quizá tres de cada cinco políticos quintanarroenses más visibles tienen pasado priista o incluso no han roto con su partido de origen. Porque el PRI es como esa Universidad de la región donde se formaban y deformaban los mejores talentos, de ahí que su actual condición sea un accidente histórico provocado por el ex gobernador Roberto Borge, quien combatió con toda su furia a un aspirante del PRI que quiso competir en el proceso interno con todos sus méritos, soportando la incesante metralla del Olimpo: Carlos Joaquín González.

Revisando cada flanco, el PRI es el partido más poderoso en su desgracia. Tan sólo en Chetumal –la capital del estado– cuenta con figuras altamente competitivas: Luis Alamilla Villanueva, María Hadad Castillo, Francisco Ortega Lizárraga, Cora Amalia Castilla Madrid y Maritza Medina Díaz, ajenas al descarado pillaje que floreció en la pasada “administración”.

Eduardo Ovando Martínez se marcha del PRI, y de inmediato siembra inquietud de Calderitas a Holbox; se irrita el diputado federal priista José Luis Toledo Medina, y medio mundo se pone en guardia esperando la ruptura de escándalo; el todavía priista Gabriel Mendicuti Loría publica una carta puntiaguda y desata un terremoto con epicentro en Playa del Carmen.

Raymundo King de la Rosa como líder del PRI tiene que organizar este ejército para competir contra Andrés Manuel López Obrador y Morena; quizá presenciemos una batalla entre priistas y ex priistas en muchos frentes.

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