Sajhid Domínguez/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Cientos de niños y jóvenes cancunenses volvieron a casa luego de una intensa semana de misiones en el interior del estado y algunos poblados de Yucatán, en donde la principal misión es la de llevar amor y la palabra de Dios a quien la necesita.

Julio Montenegro, coordinador de los misioneros yaguistas de la parroquia de Cristo Rey, fue un grupo de jóvenes que vivió con mucha intensidad esta semana pasada y aunque ya tiene más de 10 años acudiendo a este tipo de excursiones, siempre le queda una nueva enseñanza.

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Los 15 misioneros, seis señoritas y los demás varones los que emprendieron el viaje durante la Semana Mayor para llevar la palabra del Señor a las comunidades de Solferino, Kantunilkín y San Ángel, todas en la zona maya de Quintana Roo.

“La experiencia de ser misionero es maravillosa porque uno cree que piensa que tu vas a darle algo a esa gente, fe, alegría esperanza y la verdad es que estamos confundidos, nosotros somos los que nos llenamos de misericordia, de alegría, acá en estas misiones descubrimos que en las cosas pequeñas se oculta la grandeza de Dios”, apuntó Julio Montenegro.

De cómo los recibe la gente cuando los misioneros llegan a estas comunidades, apuntó que las personas se ponen contentas y prácticamente les abren las puertas, sean o no católicos y la idea es que durante lunes, martes y miércoles les expliquen de qué se tratan los Días Santos y luego celebran el Jueves y el Viernes Santo, el Sábado de Gloria con todos en la comunidad para el domingo regresar a casa para participar en la misa de Resurrección.

Omar Cortez Ascencio, vice canciller en la Prelatura Cancún-Chetumal, comentó que gracias a Dios cada año se incrementa la cantidad de misioneros y ahora estos tienen su propia organización para ir a las comunidades, lo cual es muy importante para la iglesia porque son ellos los que están evangelizando en lugares de difícil acceso

“Los misioneros regresan con esa paz y con el gozo de haberse encontrado con Cristo, porque cada persona con la que hablan es un Cristo vivo y eso es lo que hoy debemos de transmitir a un mundo que todavía camina en tinieblas y que se siente triste y abatido”.

Durante la misa del medio día, decenas de misioneros estuvieron presentes y con porras, canciones y gritos de alabanza fueron bendecidos por monseñor Pedro Pablo Elizondo, quien los felicitó por seguir pregonando el amor del que tanto habló Jesús.