Paro magisterial deja secuelas en los docentes

El estrés y ansiedad bajan el rendimiento tanto en el maestro como en el alumno.

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En los estudiantes se colapsa su proceso educativo al estar destinados a ocupar su tiempo en otras actividades que no necesariamente son académicas. (Tomás Álvarez/SIPSE)
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Teresa Pérez/SIPSE
CANCÚN, Q.Roo.- El paro magisterial que mantuvo cerradas las escuelas de nivel básico en el municipio de Benito Juárez por 38 días, afectará a cuatro de cada 10 maestros de los cuatro mil 500 que se mantuvieron en el movimiento y como consecuencia, una gran afectación en su labor académica en su proceso de enseñanza-aprendizaje.

Manuel Jesús Tec Peniche, director general del Instituto Mexicano de Educación e Investigación en Psicología (Imeip), mencionó que el estrés y ansiedad bajan el rendimiento tanto en el docente como en el alumno, debido a que los grados de ansiedad generan enfermedades psicosomáticas que pueden manifestarse desde dolores de cabeza hasta síntomas como diarrea, vómito, nauseas, mareos y en algunos casos, problemas mucho más fuertes como cáncer y enfermedades vinculadas con la piel como urticaria, dermatitis seborreica.

Muchos docentes al no sentirse satisfechos por las demandas no cumplidas y por las necesidades no cubiertas en sus días de lucha y resistencia social, se sentirán con mucha ansiedad y por consiguiente, su labor al interior del aula no será con buen desempeño.  

Regularmente cuando pasan este tipo de situaciones y movimientos sociales, las personas realizan un inventario mental de lo que sucedió antes y después de iniciar su lucha y en este caso de que se tomara la decisión de dejar sus aulas por una causa “justa” para ellos e injusta para los alumnos que serían los más afectados.

Paula Carrizosa Martínez, psicóloga social, explicó que por los niveles altos de estrés se genera a su vez un cuadro de depresión que de no ser atendido, puede perjudicar el desempeño laboral. “Este estrés incluso provocará que los maestros en días posteriores de reinicio de clases, comiencen a ausentarse de su grupo por una licencia médica”.

Antonio Alcocer Villegas, quien está en el proceso de la prejubilación y que partició en el primer paro magisterial, expresó que a partir de los días de estrés que vivieron comenzó a resentir en su salud pues hace un mes le diagnosticaron hipertensión.  

El especialista comentó que la educación debe ser impartida por profesionistas comprometidos con su trabajo y con el entorno social pues son un modelo  importante en los niños y son un patrón a seguir en su etapa de crecimiento en la que impera la imitación.

“Será importante reforzar en los niños conductas saludables para su crecimiento y no improductivas como lo que tuvieron en los días sin clase y esto será una responsabilidad del docente para que los niños registren no el período de confort sino el proceso educativo al interior del aula”, dijo. 

Manifestó que se esperaría que todos los maestros regresen con las mejores intenciones a clase después de tantos días fuera de sus escuelas pero con base en la estadística clínica afectará hasta el  40% de los profesionistas que al no ser cubiertas todas sus demandas al 100% tendrán bajo desempeño laboral y un proceso difícil en el ámbito familiar.

No sólo son los docentes sino también los estudiantes en el proceso de estar fuera de la escuela, generaron mucha ansiedad al no estar recibiendo la educación que es parte del proceso de su vida cotidiana.

De acuerdo con el especialista se colapsa su proceso educativo al estar destinados a ocupar su tiempo en otras actividades que no necesariamente son académicas, pasar su tiempo de ocio en videojuegos e inmersos en el mundo electrónico.

Esto generará que los niños cambien sus patrones entre los cuales debe estar el esparcimiento a la educación, a la parte de apoyo a la familia, a la dinámica social. En la escuela no es sólo un espacio para la cuestión académica sino es también un espacio para desarrollar habilidades sociales y cuando se carece de estos espacios puede no desarrollarse de la mejor manera.

Expresó que el 50% de los niños al salir de su estado de confort que mantuvieron por la falta de clases, genera un descontento regresando a la escuela sin ánimo, por lo que los padres de familia y docentes se convierten en piezas clave para que continúen con su proceso educativo y reactiven con ánimo el gusto por estudiar.

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