Virus ataca a langostas jóvenes

La sangre se convierte en consistencia lechosa, se vuelven pálidas y su caparazón es habitado por otras especies.

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De manera natural las langostas sanas se alejan de las enfermas y las infectadas se quedan inmóviles y aisladas. (Sergio Orozco/SIPSE)
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Itzel Chan/SIPSE
CANCÚN, Q. Roo.- Desde Florida hasta México, el denominado Panuliirus Argus Virus (PaV-1) afecta a cuatro de cada 10 langostas espinosas juveniles y se ha convertido en la única enfermedad que se detecta en ellas.

Las langostas se caracterizan por ser una especie sana, libre de enfermedades, sin embargo, desde 1999 se detectó este virus en las playas de Cuba y las Bahamas y con el paso de los años ha llegado hasta Quintana Roo.

Pretenden frenar el virus 

El Biólogo marino Enrique Lozano Álvarez, coordinador de la Unidad Académica de Sistema Arrecifal de Puerto Morelos, ha trabajado en la creación de estrategias para contrarrestar la expansión del germen, no obstante, especifica que no es una situación de alarma, porque se ha observado que algunas, en especial las adultas, tienen una especie de anticuerpos para no desarrollar la enfermedad, a tal grado que sólo se observa una afectación menor al 1% por cada 100 en las que son mayor al año de edad.

En el caso de las langostas jóvenes, menor a nueve meses, es común la prevalencia; el principal síntoma es que la sangre se convierte en consistencia lechosa, la coloración se vuelve pálida, su caparazón se convierte en el hábitat de otras especies, se interrumpe la muda de caparazón y además de manera natural las langostas sanas se alejan de las enfermas y las infectadas se quedan inmóviles y aisladas.

Afecta la producción 

Esta situación afecta la producción pesquera, porque los pescadores desechan aquellas que están enfermas, de acuerdo con testimonio de Ley Cooper, fundador de la marca Chakay.

Hay dos razones, por las que los investigadores no han declarado en situación de emergencia el contagio de los crustáceos, aún cuando 40% de cada 100 juveniles se enferma, una es porque no representa un riesgo para los humanos y otra es porque una vez que adquieren el virus, se separan del grupo, lo que impide que surjan más contagios.

Uno de los métodos utilizados por los biólogos que monitorean el comportamiento de la langosta para preservar la especie es la creación de las llamadas “casitas”, es decir, refugios artificiales.

En Bahía de la Ascensión, que forma parte de la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an, y de donde se extrae el crustáceo, se han ubicado cerca de 15 mil casitas, en las que se produce el 95% de del total de las que se distribuye en hoteles de Cancún, la Riviera Maya y de lo que se exporta a Asia y Europa.

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