Agencias
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco reanudó hoy, en la audiencia general de los miércoles, la catequesis sobre el Año de la Fe y destacó el papel de las mujeres como "testigos" del nacimiento y la resurrección de Cristo.
Ante unos 30 mil peregrinos reunidos en la plaza San Pedro, el pontífice reanudó la reflexión sobre el credo, es decir la proclamación de la fe, y analizó los dos modelos de profesión de fe, la confesión y el testimonio, según publica el sitio web ansa.it.
"Sobre todo -explicó Francisco, diciendo que hoy se detendría en los testimonios- notemos que las primeras fueron las mujeres, al alba van al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús y hallan la primera señal, la tumba vacía".
"Sigue luego el encuentro con un mensajero de Dios que anuncia la resurrección" y las mujeres "son impulsadas por el amor y saben aceptar este anuncio con fe, y de inmediato lo transmiten, no lo guardan para sí", agregó.
Las mujeres experimentan "la alegría de saber que Jesús está vivo, y no se pueden contener: sintamos la alegría de ser cristianos, tengamos el coraje de salir para llevar esta alegría y esta luz a todos los lugares de nuestra vida".
"Para Dios cuenta el corazón, cuán abiertos estamos a Él, si somos como niños que confían".
"La resurrección de Cristo -comentó el Papa, interrumpido por numerosos aplausos durante su catequesis- es nuestra mayor certeza. ¿Cómo no compartir con otros este tesoro y certeza, cómo guardarlo para nosotros? Debemos compartirlo".
Manteniendo el estilo que impuso desde el comienzo de su pontificado, Francisco dio una larga vuelta en jeep al llegar a la plaza, saludando sobre todo a los niños y los enfermos, y paseó a pie entre las cercas para saludas a muchas otras personas y a un nutrido grupo de diáconos jesuitas que participaron en la audiencia general.
El Papa Francisco subrayó luego en su prédica de la audiencia general "otro elemento": "Según la ley judaica de aquel tiempo, las mujeres y los niños no podían dar un testimonio confiable, en los Evangelios en cambio las mujeres tienen un papel primario, fundamental".
"Aquí podemos captar un elemento a favor de la historicidad de la resurrección, porque si el relato hubiera sido inventado, en el contexto de aquel tiempo no se habría dado a las mujeres" el papel de testigos", agregó.
"Son las mujeres los primeros testigos. También los primeros testigos del nacimiento de Jesús, con los pastores, son las mujeres. Y esto es bello, esto es un poco la misión de las mujeres, de las madres y las abuelas: dar testimonio de que Jesús está vivo y resucitado. Madres y abuelas, adelante con este testimonio".
"Para Dios cuenta el corazón, cuán abiertos estamos a Él, si somos como niños que confían. Pero esto nos hace reflexionar sobre cuánto hicieron las mujeres en el camino de la fe, y cuánto hacen todavía en abrir las puertas al Señor, en comunicarlo", afirmó.
"A los apóstoles y los discípulos les cuesta más creer, a las mujeres no", agregó. Pedro, por ejemplo, se detiene en el sepulcro y Tomás quiere poner los dedos en las heridas de Jesús, antes de aceptar creer.
A los jóvenes presentes en la plaza, el Papa los exhortó -siempre improvisando sus palabras, sin leer- a "llevar adelante esta certeza, el Señor está vivo y camina", como "testigos de Jesús" para "dar esperanza a este mundo envejecido por las guerras, por el pecado".
Francisco también se refirió a las dudas que se insinúan entre los creyentes sobre la muerte y resurrección de Cristo, aunque esto es "el corazón de nuestra esperanza". "Si Cristo no resucitó vana es nuestra fe y estamos aún en nuestros pecados", agregó el Papa, criticando también la "fe superficial".
Las dudas sobre la resurrección -observó- nacen "por superficialidad, a veces por indiferencia, ocupados por mil cosas que se consideran más importantes que la fe, o bien por una visión solo horizontal de la vida".
En cambio la fe "nos abre a una perspectiva más amplia, que la muerte y el pecado deben ser vencidos, y esto nos lleva a vivir con más confianza la realidad cotidiana y a afrontar con coraje y empeño" nuestro presente.
En la Misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta, en la que participaron empleados de la Domus Romana Sacerdotalis, el Papa también instó a no quejarse demasiado, porque las quejas -tanto contra otros como contra nosotros mismos- hacen mal al corazón.
"Son malas -dijo- porque nos quitan la esperanza. No entremos en este juego de vivir de las quejas, si algo no funciona refugiémonos en el Señor, confiémonos con Él".