'Como un granito de mostaza'

XI Domingo Ordinario. Ez 17, 22-24; Sal 91; 2Cor 5,6-10; Mc 4, 26-24.

|
Jesús es una parábola y hablaba con parábolas, pero a la la multitud Jesús les enseñaba de manera que “pudieran entender” (v.33) y en cambio a sus discípulos les explicaba todo. (infovaticana.com)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
I.- Introducción

El Dios de la Biblia es siempre cercano e involucrado en la historia humana, Él a su pueblo le promete un futuro de prosperidad (1ª. lectura). El Reino que viene a establecer parece tan pequeño y frágil y sin embargo contribuye mucho al futuro de los seres humanos (Ev.).

Será por ello conveniente dejarnos involucrar por estas realidades: “caminar en la fe”, “vivir cerca del Señor”, y buscar “agradarlo en todo” (2ª. lectura).

II.- Jesús enseña con Parábolas

Las parábolas son la forma de enseñanza preferida por Jesús. Estas suelen ser una narración que crea imágenes muy elocuentes. Jesús mismo es imagen de Dios Padre (Col 1.15) y nos revela Sus designios acerca de su persona. Jesús es una Parábola que habla en parábolas.

Una definición enmarca, el concepto y una parábola lo amplía, porque favorece la intuición y la imaginación, y cada uno tiene más oportunidad de sacar sus deducciones. Es un llamado no sólo a la razón, como facultad que entiende sino a toda la persona como ser humano que al comprender algo, puede asumirlo y comprometerse (cfr Jn 12. 17).

Así a la multitud Jesús les enseñaba de manera que “pudieran entender” (v.33) y en cambio a sus discípulos les explicaba todo (v.34). Es decir a sus discípulos les ayudaba a que la verdad enseñada a todos, se hiciera más comprensible y precisa, por las exigencias y consecuencias que iba a pedirles a ellos. 

III.- Como granito de mostaza

La imagen de hoy es la del jardinero o el jornalero que siembra la semilla, y que poco a poco va germinando, creciendo, floreciendo y fructificando.

Pero el Reino, que está vinculado a los designios de Dios Padre, Jesús desea proponerlo como algo humilde, pequeño y sencillo= una semillita.

Cuando oímos la palabra Reino pensamos en “majestad y poder” y en cambio Jesús lo propone como “pequeñez y fragilidad”.

El futuro Reino se ve en el futuro proveniente de una semilla pequeña, de un “resto fiel”; y como siempre pasa la lucha es permanente entre bondad e iniquidad, y se dará a lo largo de los siglos, bajo diversas formas; de los que son fieles y los que traicionan; de los que edifican y los que destruyen; de los que son fecundos y de los que son estériles; del odio que se consume a sí mismo, y el amor que triunfa pasando siempre por la purificación de la cruz.

Por eso hay que iniciar siempre a partir de lo sencillo, de lo humilde, de lo despreciable; para dar margen a que la fuerza de Dios se manifieste en la debilidad de la persona y permanecer siempre anclados en la esperanza, con inquebrantable fe en que el amor de Cristo es triunfo, es victoria, es resurrección.

IV.-  El Reino es como una pequeña semilla

El Señor quiere siempre significar la humilde fragilidad y sencillez de los inicios, en contraste con la grandeza de la obra final.

El Reino de Dios es un misterio de vida y vitalidad en expansión. Así como el pequeño granito crece en un doble dinamismo en lo profundo, la raíz, y hacia lo algo con el tallo y las hojas, así debe suceder en las personas, que al conservar este sabio equilibrio y armonía es como darán frutos y harán que el Reino de Dios crezca. En profundidad hacia lo alto…

Enraizados en la propia historia: “ser lo que soy ahí donde estoy”, y al mismo tiempo en anhelo de trascendencia: “sirviendo a los hermanos con lo mejor de mí, por amor a Dios”. Es una teología que se encarna en la historia y es un humanismo trascendente; para que por la gracia de Dios haya abundancia de frutos y buena cosecha.

A la idea de un “crecimiento”, se vincula la del “camino” (2ª. lectura).

El terreno en el que crece la plantita del Reino es en el de la fe, y la persona de fe sabe que es “peregrino, pasajero, que tiene todo prestado”, tiene conciencia de exilio y camino hacia la patria definitiva.

Así en la pequeñez y provisoriedad del presente, no se perderá el anhelo y la nostalgia de la Patria definitiva.

V.- Una semillita llena de vida

La semilla (v.27) germina, nace y crece, por virtud propia. Así sucede con el Reino, es un Don de Dios, y no fruto del trabajo eficiente de la persona. Esto nos sorprende, y sin embargo lo que quiere el Señor es: que sepamos sembrar, cuidar de lo accesorio, el surco, abono, riego; porque nacer, crecer y fructificar, no depende de nosotros.

La vida es gracia, regalo, don, y por ello cuenta tanto la invitación de San Pablo: “Tengamos siempre confianza” (v.6). Esto nos da una grande paz; no vivamos con ansia o con angustia, sino en la confianza que Dios actúa día y noche, con nosotros y por medio de nosotros, cuando le somos fieles.

VI.- Conclusiones

1) El mensaje de hoy es el de la confianza que nos lleva a un optimismo sereno y contagioso. Rechaza toda angustia, porque Dios nos invita a la libertad en el amor y la angustia es una esclavitud.

Dios tiene necesidad de nosotros, como la semilla, necesita la tierra; pero recordando que la semilla lleva en sí misma su secreto y su grandeza.

Así el sembrador, debe poner todo lo que está de su parte pero sabiéndose colaborador, y por lo mismo lleno de paz, y confianza en el  misterio de la vida y del Reino, que dependen totalmente de Dios.

2) Delante del reto del Reino de Dios, se puede reaccionar:

a.- Con angustia – delante de tantas contradicciones, dificultades y la
     muerte.

b.- Con resignación – que trae consigo un fatalismo, y por lo mismo 
     lleva a la superficialidad.

c.- Con confianza – que se apoya en el amor de Cristo que siempre es 
     Resurrección y victoria “pasando por la cruz”.

Así se vive en el compromiso cristiano del amor.

3) Qué bonito que la planta del Reino que comenzó en una humilde semillita crezca tanto que hasta los pajaritos vengan a anidar. Así nuestro compromiso debe ser de tal manera consistente que los demás puedan apreciarlo y ser sus beneficiarios.

4) Pensemos que no solo es el verde del campo y de los árboles, de la parábola sino el verde de la esperanza. Que se proyecta en:

+ la serenidad y seguridad que es la obra de el Señor,

+ la fuerza del crecimiento que es su Don.

y la certeza que de lo pequeño y sencillo, Dios se vale para  hacer  maravillas.

 Amén.

Mérida, Yuc., 14 de junio de 2015.

† Emilio Carlos Berlie Belaunzarán
Arzobispo de Yucatán

Lo más leído

skeleton





skeleton