William Sierra/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Una de las peores formas de explotación de seres humanos es la trata de personas. En la región miles de personas que migran son sometidas a la esclavitud bajo las formas de explotación sexual y trabajo forzado. De hecho, el Papa Francisco ha llamado a esta situación como “la peor catástrofe humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial”.

En el marco del Seminario Latinoamericano sobre Migración, Refugio y Trata de Personas, convocado por el Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), que encabeza el Arzobispo de Yucatán, Mons. Gustavo Rodríguez Vega, obispos, sacerdotes diocesanos, religiosos y laicos de América Latina y el Caribe, reunidos en Monte Tabor, en Francisco Morazán, Honduras, se abordó la grave situación que viven los migrantes, refugiadas, víctimas de trata, en esta región del mundo.

En el comunicado dado a conocer por la Arquidiócesis de Yucatán se indica que el sector privado además de ser parte de la causa de la expulsión, suele aprovecharse de la vulnerabilidad de los migrantes sometiéndolos a largas jornadas y salarios de miseria.

Como fruto concreto de este seminario, se decidió dar los primeros pasos para la creación del Consejo Latinoamericano de Movilidad Humana y Refugio (Clamor), organización que articulará los esfuerzos de las diversas realidades de la Iglesia en favor de los hermanos en situación de migración, refugio y víctimas de trata.

El crimen organizado encuentra tierra fértil para desarrollarse y se aprovecha de los migrantes para explotarlos y lograr sus fines criminales. Gran parte de la sociedad en los países de acogida y tránsito adopta actitudes xenófobas y racistas, muchas veces basadas en la desinformación.