María del Mar Boeta/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- Los recuerdos personales se convierten en el hilo conductor de una ciudad. Los momentos de niñez, los aprendizajes de la adolescencia y los olores de las mañanas, son protagonistas de la historia de una sociedad.

Juan José Hijuelos Urcelay y Felipe Escalante Ceballos, “santiagueros” de corazón, lo saben muy bien y a través de sus memorias se puede conocer la “biografía” del barrio de Santiago.

“Para mí, Santiago sigue siendo el eje de la ciudad”, señala Hijuelos Urcelay. “Fue importante desde el momento mismo de la fundación de Mérida, aunque ha cambiado mucho de hace 70 años a la fecha”.

Estas transformaciones “son consecuencias naturales de la vida. Todo tiene un ciclo de vida”, añade Escalante Ceballos y pone por ejemplo la legendaria cafetería La Flor de Santiago, que hoy lleva el nombre de “La Pulquerida”. “¿Es algo malo? No, le ha dado nueva vida al barrio”, detalla.

Juan José explica que otro rasgo distintivo de Santiago es que aún hay familias viviendo en las zonas aledañas al parque principal, ya que en otros barrios las viviendas han sido sustituidas por comercios.

Sin embargo, gran parte del centro del lugar ha cambiado por la modernidad, como es el caso del mercado, cuya clientela ha disminuido pero también requiere mantenimiento.

La familia Alvarado Alonso, los Gamboa (propietarios de la tlapalería La Alegría), Vicente Mena “Polito” son algunos de conocidos “santiagueros” que permanecen en la zona, como residentes o a través de sus comercios. Los extranjeros avecindados en Yucatán y que decidieron ser vecinos de Santiago, se han integrado y apoyado a la comunidad, añaden los entrevistados.

Otras personalidades de la zona han sido el compositor Guadalupe Trigo, el grupo musical Los Aragón, el fallecido gobernador Víctor Cervera Pacheco, el ex alcalde Carlos Ceballos Traconis, periodistas como Felipe Escalante Ruz, académicos como Arcadio Poveda Ricalde y boxeadores como Raúl Solís.

“Para mí, resulta conmovedor pasar a las puertas del Colegio Americano”, comparte Escalante Ceballos, abogado y escritor del libro “Alegría y nostalgia. Semblanza de mi barrio”. “Todavía tengo amigos con el que formamos una gran fraternidad”, asevera.

Un ejemplo de la atemporalidad de Santiago, dijo, es que las misas son muy concurridas por vecinos, el recién establecimiento de un centro cultural y que las familias con hijos pequeños siguen visitando el parque. “Es un ejemplo de que Santiago sigue vivo”.