Búsqueda y encuentro del sentido de la vida

Para vivir dignamente nuestra vida necesitamos encontrarle un sentido y así afrontar cualquier adversidad...

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Para vivir dignamente nuestra vida necesitamos encontrarle un sentido y así afrontar cualquier adversidad; sin él nos derrumbamos ante cualquier dificultad, por pequeña que sea.

Desgraciadamente, la carencia de sentido de vida se da con mucha frecuencia. Victor Frankl, psicólogo (Logoterapia), lo nombra como “vacío existencial” y dice: “Cada época tiene su neurosis, y cada tiempo necesita su psicoterapia… ahora se presenta un abismal complejo de falta de sentido, acompañado de un sentimiento de vacío que es un vacío existencial”.

Es fácil ver que en esta falta de sentido se encuentra la raíz de muchos males de nuestro tiempo. Cuando se tiene una adicción (drogas, alcohol, juegos de azar, etc.), siempre se llega a la conclusión desoladora de que la falta de sentido lleva al individuo a tratar de olvidar, a engañarse a sí mismo, a ausentarse del mundo real, ya que no tiene sentido.

La sociedad está enferma de vacío. Personas con ansia de poseer más y más dinero, poder, bienes materiales y el “corazón” vacío y dolor en el alma. ¡no se sabe qué hacer con la vida! Han perdido el camino a lo que pueden y deben hacer, a veces ni siquiera saben lo que les gustaría hacer.

Es imprescindible establecer una meta con mucha fuerza e insistencia. Hace falta tener un porqué para encontrar el cómo. El sentido, el propósito de la propia vida es algo que cada persona ha de encontrar por y para sí, ese sentido es concreto y real, depende de cada momento y de cada situación, así como de cada acción consciente por pequeña que sea. Es la manera de vivir hoy lo que esperamos para el mañana.

Se puede pasar por la vida como ciego y sordo, sin darse cuenta de lo que se es, lo que se hace y de lo que sucede alrededor o se puede estar “despiert@”, atent@ para que se sepa valorar cada instante como si fuera el único y apreciar el tesoro que es cada persona con la que uno se encuentra. Vivir cada circunstancia con consciencia generosa, porque es un paso más y un escalón más para llegar al destino final: la eternidad… la VIDA en plenitud.

¡Ánimo! hay que aprender a vivir.  

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