Yucatán vive un 'analfabetismo religioso'

En la Misa Crismal de Miércoles Santo, el Arzobispo señala llama a difundir los principios de la fe.

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Cientos de fieles se dieron cita en la Catedral para participar en la misa. (José Acosta/SIPSE)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Al reconocerse bajo la visión de San Pablo como “Administradores de los misterios de Dios”, presbíteros de la Arquidiócesis de Yucatán renovaron sus promesas sacerdotales en el marco de la Misa Crismal de Miércoles Santo, en la que el Arzobispo Emilio Carlos Berlie Belaunzarán consagró el Santo Crisma y bendijo los óleos de los catecúmenos y para los enfermos.

“Nos corresponde el ministerio de la enseñanza... Muchos autores hablan hoy de un ‘analfabetismo religioso’, que se difunde en medio de nuestra sociedad. Los elementos fundamentales de la fe, que antes sabía cualquier niño, son cada vez menos conocidos. Pero para vivir y amar nuestra fe, para amar a Dios y llegar por tanto a ser capaces de escucharlo del modo justo, debemos saber qué es lo que Dios nos ha dicho; nuestra razón y nuestro corazón han de ser interpelados por su palabra”, analizó el prelado.

La ceremonia se realizó en la sede principal de la Diócesis: la Catedral de “San Idelfonso”, donde fueron convocados cientos de sacerdotes de los 14 decanatos o regiones de la iglesia de Yucatán, instituciones religiosas de varones y mujeres, grupos apostólicos, misioneros y feligreses.

Reconocimiento

Al final de la ceremonia se entregó un reconocimiento a los presbíteros que tienen en su historia más de 40 años de servicio sacerdotal. La eucaristía fue concelebrada por los miembros del Cabildo Catedralicio, padres decanos en presencia de sacerdotes, religiosas, así como más de mil feligreses que llenaron el templo.

En el centro de la liturgia de ayer fueron bendecidos los santos óleos: para los Catecúmenos (los que se van a bautizar), el de la Unción de los Enfermos y el Santo Crisma, para los grandes sacramentos que confieren el Espíritu Santo: la Confirmación, la Ordenación Sacerdotal y la Ordenación Episcopal.

Las vasijas (crismeras) y las botellas de aceite serán distribuidas a los representantes de las comunidades religiosas y los feligreses que deseen comprar un poco de este aceite santo.

“Cuando inicie el Año Santo de la Misericordia, hemos de  pensar a menudo en cómo la Iglesia pueda hacer más evidente su misión de ser testimonio de la misericordia. Es un camino que se inicia con una conversión espiritual. Somos nosotros, en primer lugar, los que hemos de aceptar vivir esta conversión espiritual que nos haga experimentar la gran misericordia divina, que nos libere de las esclavitudes y desánimos, de los cansancios y desalientos, y nos dé una vida nueva, una nueva ilusión, un nuevo entusiasmo para ser los primeros promotores de una comunidad eclesial que testimonie la misericordia que el Señor tiene con todos”, exhortó el Arzobispo.

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