Investigadores buscan mejora genética del achiote y el plátano

Investigadores del Cicy trabajan estos frutos a nivel molecular.

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Buscan mejorar el plátano con fines incluso comerciales. (Archivo/ agencias)
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Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- Desde el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), dos investigadoras trabajan a nivel molecular en el estudio del achiote (Bixa orellana L.) y plátano (Musa paradisiaca) con el propósito de mejorarlos genéticamente tanto con fines científicos como de transferencia a nivel industrial.

Renata Rivera Madrid ha dedicado gran parte de su carrera científica al estudio de Bixa orellana L., una planta de gran importancia económica a nivel mundial debido al alto contenido de bixina en sus semillas. Este pigmento natural de color rojo-naranja se usa comúnmente como colorante y las semillas molidas sirven como condimento en muchos platillos tradicionales, como la cochinita pibil.

“El achiote es una planta muy particular porque produce altas concentraciones de bixina, un pigmento muy útil en la industria alimentaria, la industria farmacéutica y con un fuerte auge en la industria cosmética. Su valor no es solo a nivel natural sino comercial, de esta planta se obtienen grandes cantidades de un pigmento que es muy sano para los humanos y los animales”, destacó Renata Rivera.

Rosa María Escobedo Gracia Medrano, investigadora nacional nivel I, se ha dedicado al estudio de las musáceas en la península de Yucatán, donde fue una de las pioneras en el desarrollo de la embriogénesis somática (formación de un embrión sin fecundación) de variedades de plátano de interés agronómico como herramienta para su mejoramiento genético.
Plátano, reproducción

El plátano tiene su origen en Asia Meridional, siendo conocido desde el año 650. La especie llegó a las Canarias en el siglo XV y se introdujo al continente americano en 1516, mientras que su cultivo comercial se inició a finales del siglo XIX y principios del XX.

“El problema con la reproducción del plátano es que este no se reproduce sexualmente, sino por lo que conocemos como ‘hijitos’, en zonas en donde puede haber enfermedades que son transmitidas por bacterias que están en el suelo, por lo que si uno saca el hijito y lo lleva a otra localidad, puede traspasar la enfermedad”, señaló Rosa María Escobedo.

A través del Centro Internacional para Banano y Plátano de la Universidad de Leuven —donde se resguardan especies de todo el mundo bajo condiciones in vitro—, el CICY introdujo a México nuevas especies que catalogaron y ordenaron en la colección de germoplasma del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), localizada en un sitio experimental ubicado en Uxmal.

“A partir de eso, tomamos las especies silvestres que sí tienen semilla y especies cultivadas, como son el plátano roatán o el plátano manzano, que es muy demandado en Yucatán, con otros cultivares que podían tener mucho potencial para que se utilicen en México porque tienen cierta resistencia a enfermedades que devastan el cultivo de plátano”, apuntó.

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