El gran problema del rezago educativo es qué hacer para recuperar lo que los alumnos no aprendieron en ciclos previos, ya que, en cada grupo de escolares, hay diferentes niveles de comprensión y aprovechamiento; el maestro no tiene la varita mágica como todos creen, requiere de estrategias específicas para abatir el rezago y se necesitan tiempos adicionales para que los niños recuperen los conocimientos que deberían tener y, también, para que aprendan lo que corresponde en el grado que cursan.

Un buen intento para recuperar los aprendizajes es el programa de escuelas de jornada ampliada y tiempo completo; en ellas se amplía el horario, pero los recursos asignados para la alimentación y el pago de las horas extras de clase no son suficientes, ni llegan puntualmente para solventar los gastos de la comida de los niños. Escolares agotados por las largas jornadas, el extenuante clima y faltos de la alimentación adecuada no garantizan que las buenas intenciones arrojen los resultados esperados.

Estamos acostumbrados a copiar modelos educativos de otros países, pero ¿por qué no mirar entonces a Colombia, donde hay un programa llamado Aceleración del Aprendizaje que parte del diagnóstico de los niveles de comprensión de los niños que cursan un mismo grado y organiza la enseñanza de cada materia con tres grados de dificultad: básico, intermedio y avanzado? Para ello, utiliza un método didáctico y adiestramiento de los docentes para que puedan enseñar una misma materia en esos tres niveles. Su alta efectividad se basa en la capacitación específica y con objetivos precisos a fin de cerrar la brecha entre alumnos del mismo grupo.

Otro método más novedoso se aplica en el Reino Unido: adaptó su sistema educativo a las necesidades de aprendizaje de los estudiantes; cuando un alumno ingresa a secundaria tiene que presentar un examen por materia y se determinan tres niveles de comprensión: básico, intermedio y avanzado. Con esta calificación se asigna el grupo al que asistirá cada alumno para aprender cada materia. La SEP se fija la meta de mejorar la calidad educativa, pero no formula el objetivo preciso de reducir el rezago escolar. El primero hace una promesa a futuro y el segundo compromete las acciones en el presente. La cuestión es: ¿qué hacer para adoptar estrategias que atiendan ese problema?