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Héctor López Ceballos/SIPSE

Mérida, Yuc.- A lo largo de su historia, la comunidad universitaria de Yucatán ha tenido diferentes formas de organizarse con el fin de velar por sus intereses y alcanzar sus metas, siendo la “federación” la figura más utilizada por el estudiantado: desde el surgimiento en 1929 de la Federación Estudiantil Yucateca hasta las posteriores Federación Estudiantil Universitaria y la Nueva Federación Universitaria, mismas que han sufrido transformaciones con el pasar de los años. De estas agrupaciones han salido muchos de los actores políticos de nuestra entidad.

No me atreveré a afirmar que siempre ha sido así, pero desde hace algunos ayeres estas agrupaciones dejaron de ser esencialmente estudiantiles, pues, además de ser vistas como plataforma política para quienes aspiran a figurar en la vida pública del Estado, no son pocos los casos en que se logra identificar el nexo entre una Federación o dirigente estudiantil y un político o partido. Es muy común ver a presidentes o miembros de una federación en actos de proselitismo durante las campañas o apoyando activamente a algún candidato. Basta con revisar las fotos que documentan el pasado proceso electoral para identificar a varios representantes estudiantiles en mítines e incluso en coordinaciones de campaña.

La Constitución reconoce en su artículo 34 el derecho de libre asociación para participar en asuntos políticos, pero el conflicto no es jurídico, sino de interés. El dirigente estudiantil representa, en teoría, a los estudiantes, quienes tienen pluralidad de ideas. Además, la misma autonomía e independencia de una representación estudiantil puede ponerse en duda al entrar en contacto con intereses ajenos a los universitarios.

Así, las federaciones son vistas como sucursales pequeñas de los partidos políticos, que pretenden mantener su influencia sobre el estudiantado. Ejemplo de ello es que las elecciones para presidentes de sociedades de alumnos no son convocadas y organizadas por los estudiantes, sino a ocurrencia y discrecionalidad de los presidentes salientes o sus federaciones. Algo así como cuando la Secretaría de Gobernación organizaba las elecciones antes de la existencia del órgano electoral autónomo. ¿Se puede considerar a eso democracia o simulación? Lo veremos en esta época electoral que ya comenzó.

Extra: El 1 de septiembre rinde protesta el nuevo Congreso de la Unión. Será el de mayor paridad de género en la historia: tanto el Senado como la Cámara de Diputados quedan en 48% mujeres y 52% hombres. Un gran avance en la equidad en México.

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