Peligro en los municipios

Hay 2 casos en los que se ha impedido que el dinero esté por encima del patrimonio histórico. Les cuento...

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Sucedió en Estados Unidos y en Francia y está sucediendo en México y Yucatán: los municipios están perdiendo sus centros históricos por la instalación de plazas comerciales o tiendas de conveniencia, la desvitalización de esos centros es preocupante, ya que las tiendas determinan la vida de la ciudad.

En este rubro existen historias de éxito:

En Cuetzalán, Puebla, en noviembre de 2010 los regidores por unanimidad rechazaron la instalación de un súper de descuento por los daños económicos, sociales y culturales que generaría; la empresa salió con siete mil firmas de apoyo para su instalación, pero la realidad es que sólo iba a generar 60 empleos a cambio de cerrar cerca de 250 tienditas y el impacto negativo sería contra 750 personas que son dependientes económicos de esos negocios. Las tiendas engranan con productores locales de alimentos, quienes nunca podrán ser proveedores de los súpers, ya que no pueden entregar en sus centros de captación y menos dar los 90 días de crédito que exigen esos grandes negocios.

En el Estado de Hidalgo, el ex gobernador Olvera dio una orden tajante: “Que los presidentes municipales o asambleas municipales no otorguen licencia al tipo de tiendas de conveniencia, ya que dañan seriamente la economía local; por cada tienda de conveniencia que se abre, cierran tres tiendas locales en la periferia, y eso no lo vamos a permitir”.

Ante la presión del Consejo Coordinador Empresarial, planteó la posibilidad de abrir otros formatos incluyentes, como las tiendas “tuzo exprés locales” que son concesionadas a empresarios y pagan impuestos en Hidalgo; la medida fue aplaudida por la población. Aun así se cuidaron las zonas en que se instalarían y su afectación al comercio local.

Estos ejemplos en México no son los primeros; en Nueva York no se permiten megatiendas, ya que pueden hacer cerrar a los comercios locales que son parte importante del atractivo turístico; en otras partes de Estados Unidos ya están teniendo conciencia de este fenómeno y no ponen freno a la modernidad; sólo es tomar conciencia de en qué zonas son deseadas y en qué zonas son repudiadas por el daño a la economía familiar y al empleo local.

No es lo mismo un centro comercial en Mérida que en Motul, de inmediato el valor de la propiedad del centro histórico de Motul bajaría y habría salida de capitales por utilidades de tiendas foráneas.

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