Filosofía en los tiempos electorales

La filosofía es un silencioso diálogo del alma consigo misma en torno al ser.- Platón

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La filosofía es un silencioso diálogo del alma consigo misma en torno al ser.- Platón

No es fácil plantear temas filosóficos en estos tiempos convulsos de precampañas electorales. La política suele despertar pasiones insospechadas y acaparar todos los medios. No obstante, quiero ser alternativa editorial que no hable de política electoral. Trataré de que sea de su interés amable lector un tema que durante mucho tiempo ha sido exclusivo de un grupo de personas, la filosofía.

Alguien se atrevió a decir que después de los Diálogos de Platón todas las demás filosofías son citas a pie de página. La grandeza de la filosofía platónica sólo ha sido comparada con la brillantez de su discípulo: Aristóteles de Estagira.

Dice Jean Paul Sartre que el hombre está condenado a ser libre, a buscar su esencia en esa libertad, a construir su futuro. Es la libertad en sentido negativo. Por eso hay gente que le tiene miedo a la libertad. Esta supone la facultad de decidir entre hacer y no hacer, por esto Sartre se atrevió a decir: “El hombre es lo que no es y lo que es”.

La ontología es la parte de la filosofía que se encarga del estudio de la naturaleza del ser, la existencia y la realidad. Pero ¿en qué consisten esos conceptos? Ser es el atributo filosófico griego que se le adjudica a una entidad capaz de definirse a sí misma. Entendemos por existencia, en un sentido común, “la estancia en el mundo”. Por último, definimos la realidad (del latín realitas y éste de res, «cosa»), como el término lingüístico que expresa el concepto abstracto de lo real. Estos tres conceptos son ineludibles para entender lo ontológico, es decir, un diálogo de nosotros con nosotros mismos. Es dilucidar quiénes somos y hacia dónde vamos; qué hacemos en este mundo y cómo debemos vivir. Filosofar es reflexionar sobre nosotros para nosotros, no para quedar bien con nadie, sino para nosotros mismos.

A decir del filósofo estadunidense William James, la historia de la filosofía es una disputa entre temperamentos, ya que las conclusiones de los filósofos proceden más de sus preferencias que de sus hallazgos objetivos.

Efectivamente, en la historia de la filosofía se pueden ubicar dos grandes corrientes: los empiristas y los idealistas. Los primeros son pensadores que creen que todo se resume a la vida práctica, lo que sucede en él ahora, las cosas objetivas que nos proporcionan los hechos que impactan en nuestra forma de pensar. Los segundos consideran que lo fundamental y la base del pensar es el libre albedrío, la razón y el pensamiento coherente.

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