Ahora que estamos por iniciar las clases en todas las escuelas, desde jardines de niños hasta secundarias, las mañanas y los mediodías se convertirán en momentos de caos vial en muchos puntos de la ciudad, por el individualizado uso del transporte personal para acceder a muchas escuelas. Es increíble que no haya un acuerdo para escalonar los horarios y colaborar en la mejora de las condiciones viales. Hay escuelas que se convierten en verdaderas murallas para los vehículos de quienes van al trabajo o a una tarea personal.

Muchos países han demostrado que la educación vial de los niños es un elemento importante en la conducción de los mayores, ya que se convierten en analistas de quienes están al volante. En ellos existen programas educativos en materia vial desde el nivel de párvulos hasta la educación media superior, los cuales se aplican en todas las escuelas.

Estos programas hacen referencia a las conductas seguras en el espacio vial de peatones, pasajeros, conductores de bicicleta y los futuros guiadores de automóviles; señalan la importancia de cumplir las normas que ordenan la convivencia, y promueven entre niños y niñas el desarrollo de un sentido de responsabilidad en relación con el entorno social y el medio ambiente; la meta es que todos logren una toma de conciencia de la realidad vial, influida por el crecimiento demográfico, el aumento del número de autos y el respeto a otros medios de transporte y, en especial, al peatón.

Para alcanzar sus objetivos, deben proponer actividades basadas en metodologías constructivistas, donde los y las estudiantes son miembros activos de los procesos de enseñanza y aprendizaje, con un importante apoyo de medios audiovisuales. Para ello, los temas de la educación vial deben estructurarse de manera transversal en todas las materias de todos los niveles educativos; de esta manera, no sólo se inculca y consolida una educación integral, sino que se asegura el buen comportamiento de los ciudadanos del futuro.

Es indudable que la forma de tener una sociedad responsable está íntimamente ligada a la educación vial, ya que todos quienes conduzcan lo harán en espacios habitados por otros, lo que demanda un marco de respeto mutuo y de solidaridad recíproca.