Mérida y su drenaje sanitario

Desde los años 80 se buscó una solución para la disposición final de aguas negras... todavía no la hay.

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Ahora que el tema del drenaje sanitario vuelve a estar en medios no puedo dejar de pensar en todo lo vivido en los años 80, cuando el presidente López Portillo le encargó a la entonces Secretaría de Recursos Hidráulicos definir el camino para dotar a Mérida de esta infraestructura, y para abordar el compromiso la Secretaría organizó una mesa de análisis, a la cual fui designado como representante del Grupo ICA, en donde yo era gerente de Proyectos de Infraestructura, especialmente de distribución de agua potable, sistemas de alcantarillado sanitario y de drenaje pluvial.

En la primera reunión señalé la importancia de no abordar el caso como un proyecto convencional, ya que se trataba de resolver el buen manejo de aguas residuales en una ciudad de más de 400 años, señalando que antes que nada había que construir un detallado marco de referencia, diagnosticando la infraestructura doméstica que cada predio tenía para deshacerse de sus aguas negras, señalando que en la mayoría de éstos los equipamientos, muy diversos, al no existir una normativa en la materia, normalmente se encontraban en la parte posterior de las viviendas, en muchos casos debajo de ellas, existiendo un factor adicional que era que en un amplio sector las casas estaban construidas pared con pared, sin dejar espacios para llevar el agua residual hacia la calle; adicionalmente hice referencia al problema de ser una ciudad plana, con subsuelo muy duro y un acuífero a menos de seis metros de profundidad en buena parte de la mancha urbana.

Lo cierto es que todos me escucharon enriqueciendo con preguntas mi explicación, pero al día siguiente el vicepresidente de ICA me pidió que fuera a su oficina y al llegar me dijo: ¿qué hiciste ayer que el director general de Agua Potable y Alcantarillado llamó para solicitar que no te volviéramos a enviar, pues sólo te dedicaste a cuestionar el proyecto que se tiene que hacer porque es un compromiso presidencial?

Ya todos sabemos lo que pasó: hay cientos de millones de pesos enterrados en un interceptor y un emisor, que van desde la vecindad de la colonia Alemán hasta el periférico, más allá de la hacienda Chenkú, y la ciudad sigue contaminando su única fuente de abastecimiento.

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