¿Feliz?

Hay noticias que pueden brindarnos felicidad, pero observo que son especialmente efectivas en lograrlo las que de alguna manera se relacionan con obtener dinero.

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Hay noticias que pueden brindarnos felicidad, pero observo que son especialmente efectivas en lograrlo las que de alguna manera se relacionan con obtener dinero, ya sea recibiéndolo directamente, o consiguiendo un ahorro considerable en algo que antes nos costaba mucho. Woody Allen dijo alguna vez: “El dinero no compra la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que haría falta ser un especialista muy avanzado para notar la diferencia”.

Hace unos días, los habitantes del municipio de Mérida conocimos la noticia de que la CFE determinó cobrarnos de ahora en adelante, con la tarifa 1D, el consumo de energía eléctrica en nuestros hogares, y todo mundo lo está festejando. Un senador anda por ahí de oportunista queriendo colgarse esa “medalla” en plena víspera de que se inicie el proceso electoral que culminará en 2018.

Por un lado, hay que señalar que no es mérito del citado senador, ni de la CFE, ni de nadie. La tarifa 1D, por ley, debe aplicarse cuando en la localidad de que se trate se alcance una temperatura media mínima en verano de 31 grados Celsius. La CFE es especialista en definir muy complicadamente sus tarifas y sus términos, para ella el “verano” no es la estación que va del 21 de junio al 21 de septiembre de cada año, sino el período que comprende los seis meses consecutivos más cálidos del año de acuerdo con las observaciones termométricas que expida la Semarnat.

Para CFE, se considera cumplida la condición citada cuando se alcance ese límite de temperatura durante tres o más años de los cinco últimos, y se considera que durante un año se alcanzó el límite si se registra dicha temperatura media mensual durante dos meses consecutivos o más, siempre con base en los reportes de Semarnat.

El senador obtuvo el reporte de temperaturas que comprobaba que la condición se había cumplido y solicitó el cambio. La CFE le contestó mediante un oficio que, aunque ellos revisan anualmente esos registros para cumplir con la norma, aceptaban “adelantar” por decirlo de alguna manera la aplicación de la tarifa. Es decir, de todos modos eso iba a darse lo hubiera o no solicitado el senador. Ahora bien, ¿es realmente una noticia feliz?

Los precios por kilowatt hora son los mismos que los de la tarifa 1C que hemos venido pagando siempre, la única diferencia estriba en que los umbrales, tanto para acceder a la tarifa DAC, que es la más cara de las domésticas, como los de los subsidios que se aplican en “verano” y en “invierno”, son ligeramente más altos. Y a fin de cuentas, todo subsidio terminamos pagándolo TODOS.

Además, ¿realmente debe causarnos felicidad que los efectos del cambio climático y la deforestación de nuestra ciudad y sus alrededores estén ocasionando un incremento de la temperatura media anual? ¡No lo creo!

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