Me gustan mis días...

Me pongo a pensar cómo serían mis días si mis decisiones hubieran sido otras.

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Me gusta pensar que la vida se forma a base de un tejido de coincidencia con algo de destino, que vamos entrelazando nuestras vivencias y formando con ellas una historia, formando un pasado y planeando un futuro.

Pero en esas noches donde la cabeza da vueltas, donde la mente te hace formar una serie de teorías es que me pongo a pensar sobre las cosas que pudieron haber sucedido.

Me pongo a pensar cómo serían mis días si mis decisiones hubieran sido otras.

Tal vez estaría en un mundo utópico. Tal vez sería trotamundos o estudiante de derecho, tal vez me preocuparían los asuntos de negocios o iría por las calles haciendo ejercicios matemáticos, tal vez me preocuparía el cuerpo humano o aprenderme las leyes de la física, tal vez mi vida sería perfecta o tal vez no.

Si mis decisiones hubieran sido otras, no estaría escribiendo estas palabras. Y esa idea no me gusta, pero sé que no es más que una posibilidad abandonada a mitad del camino.

Si mis decisiones hubieran sido diferentes, el corazón nunca se me hubiera roto o la música que reproducen mis auriculares sería otra, mis libros leídos tendrían otros títulos y mis amigos otros nombres. Si mis decisiones hubieran sido distintas, no andaría por la vida recitando versos y escribiendo poemas, no andaría por la vida escuchando historias y creando personajes, no andaría por la vida admirando poetas.

Me gusta pensar el rumbo que tomaron mis días y que el destino se encargó de colorear las líneas faltantes en los momentos que más lo necesitaba, me gusta pensar que él fue el encargado de poner a este y aquel otro en mis días para poco a poco ir formando la historia que hoy llamo vida, y que suelo contar cuando una persona me quiere conocer.

Me gusta pensar en aquel día del pasado que me trajo donde estoy hoy y en aquel otro que me hará llegar hasta donde debo hacerlo. Me gusta pensar en cómo el destino, o la vida, se ha armado de valor para construir cada una de mis noches.

Me gusta pensar en el rumbo que mis días han tomado. Días llenos de metáforas y una que otra sinestesia, días llenos de rimas y ritmos, días llenos de estrofas que van formando poemas con cada una de mis vivencias, días que forman poemas que suelo recitar desde la mañana hasta que llega la hora de dormir.  

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