Derechos humanos, vía para la justicia social

Uno de los problemas torales para la correcta observancia y aplicación de los derechos humanos es encontrar caminos para que la justicia social sea una realidad y no una utopía.

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Miguel Óscar Sabido Santana/SIPSE

Mérida, Yuc.- Uno de los problemas torales para la correcta observancia y aplicación de los derechos humanos es encontrar caminos para que la justicia social sea una realidad y no una utopía.

Aristóteles la define como la justicia distributiva, en la que todas las personas pudieran acceder a los bienes a que tiene derecho la sociedad y que se consideran imprescindibles, como lo serían la educación y la alimentación, entre otros.

Desde los albores de la humanidad se han vivido momentos en los que gobernantes y sociedades de todo el mundo han intentado hacer respetar sus necesidades como personas dignas que demandan la observancia de sus prerrogativas humanas.

La globalización y los avances tecnológicos han hecho “más pequeño” el mundo, cuyas naciones interactúan, tanto en busca del desarrollo económico, como en materia de intercambio cultural que ayuda a conocer y comprender a los pueblos entre sí.

Hemos de entender que los gobiernos de los pueblos han de trabajar intensamente para lograr justicia social, a través del abatimiento, precisamente, de las injusticias sociales que conllevan el desarrollo económico que no permea a todos los estratos de la sociedad. Esta desigualdad social puede darse también entre las naciones, entendiendo que algunos países están desarrollados y otros en vías de desarrollo, en todos los campos de su vida social.

La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, en noviembre de 2007, estableció que el 20 de febrero de cada año se conmemorará el Día Mundial de la Justicia Social, para no olvidar el problema tan grande que es hacer llegar esa justicia a todos los pueblos del mundo y a las sociedades de éstos para abatir problemas como la desigualdad entre las personas, pobreza, inseguridad, exclusión y las crisis financieras de un pueblo, o entre ellos, para encontrar un camino firme hacia el bienestar común.

No sólo los gobiernos, la sociedad en pleno, mediante el respeto y observancia de los Derechos Humanos, debe trabajar unida para hacer realidad la justicia social.

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