"El hombre en busca de sentido"

Día a día todos los seres humanos buscamos la manera de pasar a la historia, es una carrera continua con el diario existir, buscando trascender, de encontrarle sentido a la vida.

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Día a día todos los seres humanos buscamos la manera de pasar a la historia, es una carrera continua con el diario existir, buscando trascender, de encontrarle sentido a la vida. ¿Por qué? y ¿para qué estamos aquí?, ¿cómo lograr que nuestro paso por el mundo no se quede en el olvido? Buscamos la felicidad prometida todo el tiempo, la perfección, la especialización. Vivimos en un constante proceso de mejoramiento, no nos damos ni un segundo de respiro ni a nosotros ni a nuestros hijos.

Queremos ser los mejores padres, los mejores en nuestra profesión, buscamos que nuestros hijos estén en el cuadro de honor, codiciamos el trofeo del primer lugar del campeonato, queremos ser los mejores y que el mundo lo sepa. Nuestra figura debe ser estilizada, la ropa debe ser de marcas específicas, hay que estar presentes en los eventos que determinan quién es quién, salir siempre en la foto del periódico.

Y en esta búsqueda sin sentido estamos dejando a un lado lo esencial porque la verdadera felicidad no se encuentra en las cosas externas sino en la paz interior. No debemos de ser mejores en nuestras actividades sino en el conocimiento profundo de nosotros mismos. Pero esta carrera por la perfección nos deja sin tiempo para lo importante, para interiorizarnos, para unirnos con nuestra familia, para comunicarnos.

Estamos todo el día con nuestros hijos pero a veces no sabemos ni cómo se llaman sus amigos, porque no hay tiempo, de una actividad a otra y nunca designamos un día a la semana, una hora específica para la comunicación familiar, una hora a la semana para disfrutar de la lectura, una pausa para detenernos, respirar profundo y analizar, una cena sin amigos, sólo con tu pareja para ponerse de acuerdo en las cosas esenciales.

Nos dejamos absorber por la tecnología, no puede pasar un minuto sin que actualicemos nuestro estado en Facebook o subamos la foto de la actividad que estamos realizando. Estamos todo el tiempo comunicándonos con casi desconocidos, con personas lejanas que nunca vemos y se nos olvida platicar con los que estamos al lado, con nuestros hijos, con nuestra pareja.

En nuestra agenda debemos calendarizar esos tiempos igual que anotamos las citas con el doctor o el día de la ronda del ballet, la cena por el cumpleaños de un amigo, todas esas cosas son importantes y necesitan tiempo pero nuestras relaciones familiares también, hay que buscar el equilibrio entre lo externo y lo interno que nos permita seguir en la carrera del perfeccionamiento sin olvidarnos que en la familia está la base del verdadero éxito. Porque muchas veces al llegar a la meta que buscábamos, cuando por fin tenemos el trofeo al mejor deportista, la medalla a la mejor madre, la placa conmemorativa al mejor vecino, cuando por fin logramos nuestro objetivo miramos hacia atrás y vemos que el precio que pagamos por obtenerlo fue muy alto, y que en el camino de la perfección quedaron derrotadas muchas cosas como nuestra relación de pareja, la educación de nuestros hijos, las visitas a los abuelos y muchas veces nuestra propia felicidad. 

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