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Todo un escándalo resultó el uso indebido de datos personales por parte de una compañía de análisis de información que utilizó la que las personas comparten en sus plataformas en internet, para cambiar su intención de voto.

Estoy de acuerdo en que ninguna compañía tiene permitido usar los datos de ninguna plataforma sin pedir permiso previo, pero también me sorprende que las personas consideren que esta información que circula en las redes son datos íntimos y personales.

Facebook cuenta con más de mil quinientos millones de usuarios registrados, que si bien no pueden ver de forma directa la información de todas las cuentas, sí tienen la posibilidad de verla a través de algún amigo o de los cientos de veces que se comparte. Esta información no está abiertamente disponible para las empresas en general, pero Facebook aclara, desde el momento en que abrimos una cuenta, que cualquier imagen u opinión que se publique en esta plataforma deja de ser nuestra.

Al abrir nuestra cuenta accedemos a un pliego enorme de condiciones que casi nadie lee, como permitirles usar las cookies que se generan al hacer búsquedas en nuestro navegador, lo que les permite conocer nuestros intereses y necesidades. Sin darnos cuenta, al navegar vamos dejando huella de quiénes somos, qué anuncios tendrán más impacto en nosotros, y damos información que compañías, como Cambridge Analytics, pueden usar para generar campaña política que cambie nuestra intención de voto.

Esto se ha hecho principalmente en dos elecciones, la que llevó a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y la que decidió que el Reino Unido abandonara la Unión Europea.

Por medio de nuestros hábitos y nuestros comentarios las empresas pueden saber si respondemos al miedo o a la esperanza y de qué forma persuadirnos. Es como si generaran estrategias específicas para nosotros, que nos darán la información que necesitamos tener para tomar la decisión que ellos quieran.

Todo esto suena terrible, complicado y manipulador, pero lo que me sigue sorprendiendo más es que la gente considere que esta información es íntima y personal si ellos mismos la están compartiendo para que cientos de personas la vean.

Si queremos que las compañías respeten nuestra privacidad, debemos empezar por respetarla nosotros mismos; en primer lugar, leyendo los avisos de privacidad para saber qué podemos compartir en cada plataforma o en cada conversación; en segundo lugar, tomando conciencia de que algo que está en la red ya no es de nuestra propiedad ni podemos controlar el uso que se le dé.

Dicen que si quieres guardar un secreto no debes contárselo a nadie, así es en las redes; si una opinión es personal, si una imagen es íntima, entonces no debemos compartirla, o debemos resignarnos al uso que hagan de ella.

Sí, fue una falta de Facebook el permitir esta invasión a la privacidad, pero es un error mayor creer que nuestra información en cualquier plataforma está protegida. No debemos exponer nuestra vida privada, nuestra información confidencial, pensando que nadie hará mal uso de ella.

Limitemos las fotos que compartimos, los test que contestamos, las opiniones que emitimos. Al momento de publicarlas todo puede suceder y ya nada debe sorprendernos.

Igual debe servirnos de lección que no todo lo que leemos en las redes es verdad, y no todas las noticias están verificadas. Hay una página, www.verificado.mxs, en donde reconocidos periodistas publican las noticias que sí están verificadas, algo muy importante en tiempos electorales.

Tu voto es muy importante, no permitas que nadie lo manipule, solo cree la información de fuentes confiables y vuélvete tú mismo una fuente confiable al compartir información que no sea veraz. Protejamos nosotros mismos nuestra privacidad... nadie más puede hacerlo.

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