Yo confieso

Yo creo que las nuevas generaciones tienen un aburrimiento instantáneo que no sé de dónde viene, pero que les complica muchos momentos.

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Esta semana dos temas han ocupado mi cabeza. Ambos relacionados con los millenials y sus formas extrañas de entender el mundo. Confieso que a veces me sobrepasan con sus explicaciones aterrizadas en un mundo agresivo que sólo ellos ven. Quisiera entender de dónde sacan sus conclusiones. ¿Cómo procesan sus ciclos? He visto más de un video en la red que explica que esta generación no es totalmente responsable de su comportamiento, ya que es resultado de una serie de factores mezclados con la tecnología.

Es más, un reconocido maestro de letras me asegura que en todas las épocas (habla de otras generaciones) ha habido jóvenes y éstos siempre han tenido ideas distintas. Pero sí son diferentes los retos que esta generación enfrenta en cuanto a sus destrezas para lidiar con el estrés, los conflictos que afrontan, la diferencia entre la responsabilidad y la culpa, y otros temas que los sacan de balance.

Yo creo que las nuevas generaciones tienen un aburrimiento instantáneo que no sé de dónde viene, pero que les complica muchos momentos. No han terminado de practicar una actividad cuando ya están pensando en la siguiente sin disfrutar la actual. Parecen clones de sus teléfonos inteligentes o sus maravillosas redes sociales donde explican en 140 caracteres o menos cada momento de su existencia. ¿Será real?
Hace más de dos lustros laboro con personas menores que yo, quienes todos los días me sorprenden con la cantidad de información que tienen, aunque no dominan, y la facilidad con la que exponen al público su vida, incluso la privada.

Sin embargo, admiro su capacidad de relato, la manera de compartir y tener amigos por el mundo, la sabiduría infinita con la que se desprenden incluso de su personalidad, el poco interés en tener posesiones más allá de la ropa “de marca”, la nula necesidad de pertenencia, la ligereza para viajar, en fin.

Yo aprovecho que es lunes de carnaval para disfrazarme de millenial y buscar compañía en esa generación. ¡Que sea feliz!

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