Este fin de semana los mexicanos aprendimos varias lecciones. Más allá de poder realmente formarnos una opinión sobre dónde debe estar el aeropuerto, opinión que por cierto el 99.99% de los mexicanos no estamos en posibilidad de tener basados más que en la información que recibimos en los noticieros o en nuestras redes sociales; mas allá de si la consulta fue hecha de manera realmente democrática o siguiendo las reglas establecidas, la primera lección que aprendimos es que no importa cuántas personas se tomen la molestia de votar, no importa si el sistema está bien establecido, si las aplicaciones que verificarían que no se votara dos o más veces servían; más allá de todo esto, el resultado de la encuesta fue tomado en cuenta para tomar una decisión que afectará a todo un país.

Muchas personas no fueron a votar porque les pareció que el lugar en donde esté el aeropuerto de la Ciudad de México no les afectaba y, por lo tanto, no les importaba.

Hoy sabemos que no solo se decidió el lugar del aeropuerto o la cancelación de un proyecto, sino que también estábamos en la mira de los inversores internacionales; hoy sabemos que no nos afecta dónde esté el aeropuerto, pero que el dólar caerá o se revaluará basado en las decisiones que se tomen; hoy sabemos que vivimos un mundo global en el que las cosas que suceden en cualquier parte del país nos afectan a todos como mexicanos

Hoy sabemos que los resultados de estos ejercicios, sí se tomarán en cuenta, no importa si solo participan en ellos unos cuantos o si el país se lo toma en serio y sale a votar, hoy, un poco tarde, sabemos que si queremos que se tome una decisión en particular tenemos que participar, no solo votando sino dando nuestra opinión.

Es muy difícil opinar sobre cosas que no conocemos. Yo en lo particular no sé si Texcoco es un buen lugar para hacer el nuevo aeropuerto, no sé si Santa Lucía representa una opción mas viable, no tengo los estudios necesarios, ni la información suficiente para opinar, pero hoy sé que si no opino, de todas formas se tomará una decisión y si no sé nada sobre aspectos técnicos, velocidad del viento, o disposición de pistas de aterrizaje, sí podía imaginar el efecto adverso que tendría la decisión de cancelar un proyecto que ya tiene un avance del 30% y muchos compromisos contraídos.

Mi opinión y la de muchos millones de mexicanos sí era importante el fin de semana, y muchos dejaron pasar esta oportunidad de dar su opinión y expresarse porque pensaron que era un asunto menor, porque pensaron no estar suficientemente informados para tomar una decisión, y sin embargo la decisión se tomó, y esperamos, por México, que a la larga esta sea una decisión bien tomada y no solo un capricho de quienes piensan que simplemente ir en contra de las decisiones tomadas por el gobierno actual es bueno.

Es cierto que hay mucha corrupción, es cierto que muchas decisiones se han tomado con base en compromisos adquiridos o en recompensas esperadas, pero también es cierto que cancelar proyectos o dar marcha atrás en decisiones ya tomadas puede convertir a México en un país riesgoso para la inversión extranjera y para los empresarios nacionales.

Es tiempo de participación ciudadana, si tienes alguna opinión respecto a los temas que se están discutiendo, hay que documentarse, hay que participar y, sobre todo, hay que votar en las consultas ciudadanas, porque de ellas se desprenderán las decisiones que sí nos afectan a todos.

No te quedes a un lado y toma de esta situación la lección importante: “hay que participar”; para lograr un México mejor todos debemos ser parte de las decisiones, no lo dejes en manos de unos pocos políticos o algunos activistas, a México lo conformamos todos los ciudadanos, y todas las opiniones importan.