"El vacío de la abundancia"

La abundancia está en el universo mismo, ya existe, sólo que nos parece que no la encontramos porque seguimos queriendo definir nosotros su forma o su cantidad.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

El otro día escuché el nombre de una conferencia y no me lo he podido quitar de la cabeza. Desgraciadamente no pude asistir pero el título me ha hecho reflexionar: “El vacío de la abundancia”, frase que engloba un sentimiento de nuestro diario vivir. Vivimos rodeados de abundancia y sin embargo sentimos ese vacío existencial que lleva al incremento del número de personas que sufren hoy depresión, que sienten que viven una vida sin sentido, que se sienten solos.

En el mundo de hoy podemos ver la abundancia en muchos lados, en muchos momentos. Tenemos abundancia de cursos, abundancia de actividades, abundancia de información y sin embargo toda esa abundancia es hacia afuera, es exterior, es de apariencia. La aparente abundancia de información en el fondo es un vacío de conocimientos, la abundancia de actividades es un vacío de paz y serenidad, hay abundancia de productos pero vacío de satisfacciones, hay abundancia de amigos en las redes sociales pero vacío de compañía , de abrazo, de comprensión.

Y es que el error es interpretar la abundancia como algo exterior, como algo que sentiremos cuando poseamos algo, cuando logremos algo. Creer que la satisfacción y el sentimiento de plenitud nos llegarán con alguien o con algo, eso, es el error. En sí todo está en nosotros, sólo tenemos que reconocerlo, que verlo, que apreciarlo.

La abundancia está en el universo mismo, ya existe, sólo que nos parece que no la encontramos porque seguimos queriendo definir nosotros su forma o su cantidad y esta imagen que nos creamos nos ciega a ver todo lo que ya es, que ya existe, que está ahí.

Sólo tenemos que abrirnos a ver la naturaleza, a apreciar lo que existe, a volver a sentir la tierra, a volver a escuchar la voz interior que nos dice qué es lo más sano, qué es lo más adecuado, qué es lo que nos hace falta. Aprender a ver a Dios en cada cosa que nos sucede, apreciar los milagros que pasan a cada instante, reconocer los actos heroicos que se realizan a diario.

Desgraciadamente hay mucho ruido , muchas expectativas, mucha luz. Hay tanta luz que en la noche no podemos ver las estrellas, hay tanto ruido que no podemos saborear el silencio y hay tantas expectativas que no podemos admirar lo bello que hay en todas las personas que nos rodean. Siempre estamos esperando, deseando, queriendo en lugar de disfrutar lo que tenemos.

Nuestra mirada esta puesta en el exterior. Kahlil Gibran hablaba de un tercer ojo, un ojo que veía a nuestro interior, hacia el alma, hacia nuestra espiritualidad, este ojo que hemos querido ir dejando ciego con tanta luz y ruidos exteriores. Un ojo que hemos olvidado hasta el punto que parecería que no ve, pero en el fondo sigue viendo y es por eso que nos sentimos incompletos, es por eso que sentimos vacío, por que lo que ve nos hace conscientes de nuestro propio vacío existencial, del vacío de la abundancia en que vivimos.

Empecemos a tomar en cuenta esta visión del tercer ojo, a escuchar nuestra voz interior, a atrevernos a caminar sin máscaras y sin expectativas en un mundo que puede asombrarnos a cada instante. Disfrutemos de lo que tenemos y agradezcamos cada momento lo que recibimos, disfrutando la verdadera abundancia que siempre nos rodea.

Lo más leído

skeleton





skeleton