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Sin demasiada bulla se instalaron ya la Cámara de Diputados y el Senado de la República. Este sábado 1 de septiembre, ya con plenos poderes constitucionales, como Congreso General, abrirán el primer período de sesiones de la nueva legislatura. Se trata, ni más ni menos, que de la legal toma del poder por Andrés Manuel López Obrador. A partir de ese momento, el próximo jefe del ejecutivo dispondrá de una amplia mayoría parlamentaria, suficiente para cualquier decisión legal, y con la fuerza para reformar la Constitución con apenas pequeñas alianzas. En el centenario rito de la transmisión de poderes, el interminable período entre la elección y la toma de posesión del presidente que comienza muestra algunos de sus motivos.

Durante tres meses, la mayoría aliancista podrá realizar amplias reformas legales para acomodar el entramado institucional federal al proyecto del nuevo gobierno. Es verdad que, en los nuevos tiempos, se incumple uno de los elementos de la antigua liturgia, que el presidente entrante fuera del PRI, al igual que el saliente, pero nada parece indicar que esto vaya a representar ningún obstáculo para las decisiones de los nuevos congresistas. La amplitud de la mayoría de Morena, PT y PES es tal que podrán realizar cambios legales al ritmo que lo deseen. En cuanto a los constitucionales, habrá que ver el alcance de la fuerza de gravedad ejercida por la bancada obradorista, que por sí misma podría atraer de manera permanente a otros grupos e individuos. A partir de esto se aclarará si requieren nuevos y pequeños pactos para reformar la Constitución, o si la mayoría engrosada podrá hacerlo por sí misma de manera regular.

La dinámica interna del Congreso, por otra parte, se encuentra en claro riesgo de subordinarse del todo al poder ejecutivo, volviendo a los tiempos en que, dijera el clásico, las iniciativas presidenciales no se tocaban ni con el pétalo de una coma. López Obrador no ha disimulado su injerencia en los asuntos del legislativo, y así designó públicamente al presidente de la Cámara de Diputados, al coordinador de los senadores morenistas y al presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.

En cualquier caso, será a partir del sábado que comenzaremos a observar acciones y disposiciones reales del próximo gobierno, que irán definiendo la ruta que pretende seguir a lo largo del sexenio. Se disiparán dudas de campaña y surgirán nuevas, de ejercicio de gobierno. Comenzará a aclararse cómo se pretende concretar la propuesta electoral triunfante, aterrizando planteamientos amplios en medidas específicas.

Tiempos interesantes en los que, por primera vez desde 1997, la misma fuerza política gobernará y tendrá mayoría en el Congreso. Poderes unificados, responsables únicos.

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