La modernidad líquida

El mundo de esta generación juvenil es volátil e instantáneo: no entienden de compromisos a largo plazo.

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Todo cambia, se modifica, evoluciona o se adapta. Lo estático e inamovible es signo de atraso. El progreso ya no va en camino ascendente o en línea de tiempo, ahora busca atajos, frente a una realidad que se reinventa de manera continua y a gran velocidad. Examinar la educación desde este contexto obliga a reinventar métodos, que no siempre son del agrado de los docentes formados bajo valores que están fuera de uso y se exhiben como piezas de museo.

Los que cargan más de 40 mañanitas se formaron bajo un concepto en donde la educación es un producto fino y pulido; en el alma mater, los amamantaron con los saberes suficientes para un perfil profesional, donde el conocimiento reflejaba el compromiso con el entorno. Hoy la realidad líquida urge de otros modelos pedagógicos que encaren la modernidad que nos ha tocado vivir. La juventud actual, condicionada por modelos económicos, sociales y políticos es sustancialmente diferentes a sus antecesores. El mundo de esta generación juvenil es volátil e instantáneo; ellos no entienden de compromisos a largo plazo, no existen juramentos de lealtad, mucho menos si son eternos. Son enemigos de todo aquello que restrinja su libertad de movimiento, creen en las oportunidades y están en busca permanente de ellas. La alegría de esta generación no es acumular, la alegría es deshacerse de todo; lo que dura no sirve. Usese y deséchese, parece una descripción adecuada.

La educación no puede exentarse de esta realidad, sobre todo cuando el conocimiento es de corta vida en consonancia con esta modernidad líquida. Los software se suceden cada día, resultando más complicados o atractivos; la biotecnología no descansa, los pensadores encuentran nuevos conocimientos, la información se acumula en gigantescas columnas difíciles de absorber. Lo esencial en la actualidad es considerar la educación como un proceso inacabado y con perfeccionamiento continuo, que permita convertir la información en conocimiento en el momento adecuado. La estrategia educativa adecuada es “aprender a aprender”, los detractores afirman que la estrategia es obsoleta. La verdad es que el modelo gana cada día más seguidores.

La situación es difícil, la educación está en crisis; el conocimiento per se no asegura empleo, cuando llega el momento de ser productivos el conocimiento ha envejecido, y además se carece de herramientas para indizarlo; así es imposible mantener la velocidad del cambio de la modernidad líquida (la modernidad líquida es un término acuñado por Zygmunt Bauman).

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