Con triunfal anuncio, Aurelio Nuño Mayer, secretario de Educación Pública, presentó en días pasados un nuevo programa llamado “Cultura en tu escuela”, del cual afirmó que llevará una cultura renovada a las escuelas para que los niños aprendan a aprender, a partir de la libertad y la creatividad, que permiten el arte y la cultura. Para ser sinceros, eso del rescate de nuestra riqueza cultural para que las nuevas generaciones de estudiantes se interesen por la música y la lectura, como medios para crear y expresar a través del arte, no es nada nuevo; basta con echar un vistazo a las reformas educativas de 2006 y 2011 para darnos cuenta de que ya venía incluido el acercamiento y estudio del arte y la cultura musical de nuestro país.

Con este programa emergente se provocará que los maestros de Educación Artística que trabajan en los diferentes niveles de educación básica se confundan al tratar de fusionar los contenidos de los actuales programas de estudio con los propuestos en el nuevo. Los cinco ejes en que descansa la nueva propuesta, que, por cierto, entraría en vigor en el curso escolar 2018-2019, contemplan: artes en la escuela reforzada con cursos, talleres y actividades relacionadas con música, danza, teatro y artes visuales; exploración de las artes con visitas a museos, actividades teatrales y artísticas; libros para que más maestros participen en talleres de lectura y se lean más libros; capacitación docente en artes y la creación de una orquesta sinfónica nacional juvenil y un coro Infantil.

¿Algo nuevo? Por supuesto que no, todo existe ya desde preescolar, cuyo campo formativo en la expresión y apreciación artísticas se extiende a lo largo de la educación primaria y la secundaria organizado en: expresión y apreciación musical, expresión corporal y apreciación de la danza, expresión y apreciación visual y expresión dramática y apreciación teatral. Implementar nuevas acciones encaminadas al rescate de nuestra riqueza cultural en todos los géneros implica y genera la inversión de un mayor presupuesto para la capacitación de los maestros, de los que, por cierto, no todos tienen habilidades ni sensibilidad para música, danza o teatro. Ni qué hablar de la lectura, un hábito que muy pocos tienen. Esperemos un año más a ver qué pasa.