No se trata de ciclos

Un año nuevo ha comenzado y esto supone una serie de pensamientos por demás diversos.

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Un año nuevo ha comenzado y esto supone una serie de pensamientos por demás diversos. Desde quienes miran los primeros días del primer mes como una oportunidad de cambio, hasta los que aprenden a ver más allá de eso; los que se saben continuación. Ciertamente, al igual que tú, amable lector, formo parte de ambos grupos. Hoy, sexto del primero del año; más que comenzar, estamos continuando; sumemos días y actos, no comencemos desde cero.

Es como si el aire frío que en estos días toca nuestra puerta trajera también instrucciones para llevar la vida, o un año más, de la mejor manera posible. Hemos pasado por regalos, por comida, por piñatas, por muñecos explosivos simbólicos, por buenos y malos ratos, por sonrisas y nostalgias. Es momento ahora de seguir el camino, seguir el tiempo.

¿Qué se hace los primeros días del año? Hay una incertidumbre que se viste de melancolía para recordarnos lo que hemos vivido y todo lo incierto que tenemos por delante. Cierto es que muchos nos sentimos cómodos con todos aquellos recuerdos que ya han tenido nombre y que ya hemos sabido llevar en el alma. ¿Es que quizás al dar los primeros pasos para este año que comienza nos encontremos con pies temblorosos? Lo incierto asusta, por supuesto; pero también puede reconfortar al alma si caminamos con fe.

Invito a escribirnos, lejos de la idea de pensar que un año es un libro con muchas páginas que pueden ser escritas de la mejor manera. No. No se trata de ciclos. Se trata de escribirnos cada día sabiendo que somos la continuación de nuestros actos, de nuestro vivir y de la manera en la que nos manejamos en la vida. Deseo para todos nosotros que no nos falten letras, que vivamos plenamente cada día y que sepamos perdonarnos si, en el trayecto, olvidamos escribirnos, leernos, interpretarnos.

Hay que sabernos continuación, práctica constante, veinticuatro horas de oportunidad para enfocarnos en ser de la mejor manera, y transitar lo que venga con paso firme y sonrisas. Sabernos compañía.

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