Si bien puede considerarse que exponer públicamente y sin rubor lo que se comentaba en privado en las cantinas y en los baños, no sólo en cuanto a la pronunciación de palabras soeces, sino también de las opiniones socialmente inaceptables por su carga de irracionalidad, impertinencia y discriminación, es uno de los principales logros, cuestionables por cierto, de Donald Trump, uno de sus principales inconvenientes es que se expresan de manera irresponsable; es decir, sin medir sus consecuencias, como sucedió la semana pasada cuando comparó a diversos países con hoyos de estiércol, en una traducción menos grosera.

Lo que puede corresponder, más que a una sociedad madura, a una nación de cínicos donde la falta de respeto a los protocolos democráticos resulta una simple coartada para ejercer el poder de manera descarnada y sin respeto alguno por los que no forman parte de la élite ni por las minorías.

Además de su perversa influencia en la conducta de la gente, este comportamiento puede causar problemas económicos y originar, tal vez, crisis de mayor magnitud que las generadas por causas estructurales, ya que es aprovechado por los especuladores, como sucede con la paridad peso-dólar debida a la amenaza de la administración norteamericana de salirse del TLC.

Y es que la vulnerabilidad económica de los países se incrementa tan significativamente en tiempos electorales que Canadá, ante los comicios de este año en México y Estados Unidos, ha propuesto diferir las discusiones sobre el TLC hasta conocer sus resultados, lo que, a mi juicio, de la misma manera que pudiera amortiguar, podría acrecentar los efectos de la incertidumbre, postergando aún más la inversión tanto interna como externa en nuestro país.

El problema resulta de que si, ciertamente, pudiéramos considerar como una constante, o como un dato, la incertidumbre que viene del exterior, incluida la de la intervención rusa, la que resulta verdaderamente difícil de contrarrestar es la que tiene origen doméstico y que proviene de las veleidades propias de la campaña, como la puesta en duda de la fortaleza de las instituciones y el Estado de Derecho, como tan eficientemente cuan artificialmente realiza Corral, así como las que derivan de las propuestas económicas de los candidatos que tienen posibilidades de triunfo.

Como las del de Morena que, en su afán de contrastar, se obstina en mantener dentro de su programa de gobierno: restaurar el control del Estado en la economía; retirarse del TLC; así como suspender la construcción de la mayor obra de infraestructura en mucho tiempo: el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. Soy de la opinión de que la discusión política debe centrarse en el tema económico.