Un marco resonante de cuatro metros de ancho y una serie variable de cuerdas únicas para dar las más finas melodías conforman el arpa más grande que pueda existir. Su peso es posible calcularlo en la medida de quiénes la vayan tocando.

Alguna vez se escuchó que dijeran unos músicos: “Un solista no puede tocar un instrumento con notables dimensiones, es necesario el apoyo de otros arpistas. Y los otros arpistas requieren de ciertas características específicas. Una de éstas es que sólo puede ser tocado en familia, de lo contrario nada más se escuchará una nota baja y la armonía está compuesta de silencios, notas bajas y altas”.

Los requisitos para ser partícipe:

-Tener presentes los valores como el respeto, la tolerancia, la solidaridad, el compromiso, la voluntad, el optimismo, entre otros.

-Incluir a todos los integrantes de la familia.

Entonces, solamente sus integrantes pueden acceder a tocar este majestuoso instrumento. Lo anterior se resume a una sola palabra: Unión.
La familia es un lujo difícil de conseguir y de conservar y procurar. Le da sentido a nuestra existencia. Sin importar si es grande o chica, si es sanguínea o política, siempre estarán ahí para cuando hayas acertado en éxitos o cometido errores, serán esa fortaleza que necesitas en ocasiones para restablecer todo lo acontecido o para celebrar los triunfos alcanzados.

Se vive junto a ellas y ellos cada suceso de la vida, se crean lazos de amor, se atan cabos sueltos, se apoyan y se complementan.

Se convierten en nuestra inspiración, nuestro consuelo cuando fallamos. Aunque las discusiones se presenten, las soluciones estarán, sólo habrá que verlas desde diferentes perspectivas. Es tu motor, lo que te da fuerza para seguir adelante. Son parte de ti, tu motivación que se convierte en alegrías compartidas. Se vuelve tu lugar favorito para estar.

La familia es el mejor regalo, el único amor incondicional. Abrázala y quiérela mucho.